La lacra del acoso, odio, discriminación y violencia tiene muchas caras y entre ellas está una de las más perniciosas que es la del bullying y ciberbullying, siendo estas conductas no solo incorrectas, sino también las que acrecientan la llamada era de la posverdad, como ... una época donde la mentira y el odio se encuentran naturalizados dentro y fuera del espacio virtual. Porque se ha hecho costumbre entre los estudiantes, acosar a sus congéneres creando perfiles falsos de sus compañeros y compañeras en Internet, por el simple hecho de ser diferentes, siendo imperioso enfrentar este flagelo que afecta a niños, niñas y adolescentes, al igual que a toda la sociedad.
Por ello, se requiere tomar conciencia que en el caso del ciberbullying se agrava la situación, ya que no existe límite de horario ni ubicación perdurando en el tiempo con solo dar un clic, convirtiéndose en un problema de carácter global con graves consecuencias para la salud mental y física de sus víctimas. Debido al incremento en las tasas de autolesiones e intentos de suicidio, al multiplicarse por medio del uso irresponsable e indiscriminado de las redes sociales, mediante la sobre exposición de nuestro ser ahí en el mundo.
En consecuencia, apelamos a una razón comunicativa y responsabilidad solidaria, siguiendo los planteamientos de la filósofa Adela Cortina desde un ejercicio de ética práctica, enfrentando esta coyuntura por la falta de educación en valores éticos interculturales a través de las TICs. Así es prioritario, no solo combatir el flagelo del acoso a lo interno de las escuelas e institutos, sino también fuera de estos, ya que el bullying y ciberbullying son conductas que impiden la correcta socialización entre los jóvenes en su entorno educativo y a la vez, el libre ejercicio de sus propias capacidades intelectuales y emocionales.
Es importante asumir una ética cívica donde la sociedad se comprometa en plantarle cara a este tipo de violencia, llamando la atención a los gobiernos en cuanto a su responsabilidad ante el aumento de estas prácticas de odio que van en contra del respeto a los derechos humanos y dignidad. Porque el estudio realizado por la fundación Cola Cao en el año (2023), expone como el ciberbullying ha remplazado al acoso escolar sin límite de horario y ubicación, al visibilizar que desde 4to de primaria hasta 4to de secundaria un 62% de los alumnos se reconocen como víctimas de acoso en España, junto a la investigación hecha por la Universidad Complutense de Madrid que señala que el acoso en la infancia y adolescencia afecta a casi dos alumnos por clase.
Lo anterior, sumado al informe presentado por la ONG Save the Children España (2021), la cual remarca que entre un 10% y un 20% de la población, ha sufrido algún tipo de abuso sexual durante su infancia y donde la edad promedio en que los niños y niñas empiezan a sufrir abusos es de 11 años y medio, lesionando gravemente su salud mental y emocional, al erosionar su autoestima desde una pobre percepción de sí mismos.
Frente a tal situación, debemos asumir una postura crítica, reflexiva y deliberativa más allá del discurso, al exigir como sociedad civil la implementación de nuevos planes de estudio, enfocados a enfrentar la problemática del acoso en las escuelas y colegios de la Comunitat Valenciana, incluyendo cursos de carácter optativo que ayuden a corregir estas prácticas nocivas que se desarrollan en el espacio físico como en el virtual. Debido a que este fenómeno, se encuentra normalizado por la población estudiantil con ayuda de la propia Inteligencia Artificial, por lo que debemos trabajar en conjunto para revertir los efectos del acoso de formas más comprometidas, novedosas y efectivas.
En otras palabras, generando un impacto real desde un ejercicio que involucre el desarrollo y puesta en marcha de una razón pública en consonancia con las recomendaciones hechas por la filósofa irlandesa Maeve Cooke, quien señala que son necesarias modernas reglas morales y políticas que justifiquen regular nuestro quehacer diario, por medio de las herramientas que nos proporcionan las tecnologías emergentes.
Así el desafío consiste en aprovechar la agencia humana para configurar la nueva trayectoria de la Inteligencia Artificial y las TICs, abriendo espacios donde impere no solo una ética discursiva, sino además un ejercicio práctico con participación del Estado, la academia, los medios de comunicación, las empresas privadas y la sociedad civil.
En definitiva, trabajando en conjunto para consolidar iniciativas que apunten a un uso ético y responsable de las redes sociales en busca de una ética protectora, como nos enseña el Dr. José Ignacio Latorre, Director de los Centros Cuánticos de la Universidad Nacional de Singapur y Abu Dabi, contrarrestando el acelerado dinamismo que caracteriza a una IA interactiva, dentro de un mundo globalizado por la ciencia y la tecnología. En aras que las nuevas generaciones se desenvuelvan dentro de espacios libres de acoso, odio, violencia y discriminación, al reconocer la importancia de resguardar el bien supremo que nos ha sido dado y que es fundamentalmente la vida.
*DOCTORANDA EN ÉTICA Y DEMOCRACIA, UNIVERSITAT DE VALÈNCIA Y JAUME I. DIRECTORA DE DIALECTICPROYECT.ORG
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