Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

De vez en cuando España entera -supongo que sucede igual en todos los países- se pone de acuerdo en algo. Cada vez pasa con menor frecuencia porque a todo le buscamos un componente ideológico y según con lo que se relacione lo apoyamos o no. ... Ocurre con cualquier ley, con casi todas las modas, con muchos programas de televisión, con las declaraciones de famosos y, por supuesto, con las posturas de los partidos políticos y sus líderes. Pero hay excepciones. Pocas, pero haberlas haylas. Conviene recordarlo.

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La mayoría de estas ocasiones acontece enfrente de una televisión. Las pantallas suelen ser el lugar de encuentro preferido, con el que nos conectamos todos aunque no estemos literalmente juntos. A través de ellas llegamos a estadios, escenarios o plazas simbólicas. Gracias a ellas somos partícipes de un acontecimiento único, de un evento que sentimos que no podemos perdernos, de un momento que se antoja histórico. Con ellas nos sentimos acompañados, especiales, abrazados.

La cita anual más concurrida indudablemente se produce cada fin de año cuando todos nos volvemos tradicionales y supersticiosos y nos trasladamos a la Puerta del Sol. Durante unos minutos España entera suena a carrillón, a cuartos y a campanadas. Y sabe a uva. Da igual donde esté cada uno. Al final la ceremonia es bastante similar y al día siguiente los debates giran en torno a los mismos asuntos.

De vez en cuando España entera se pone de acuerdo en algo. Lo que pasa es que se nos olvida muy pronto

Una vez al año también un concurso musical suele ser parada obligatoria. Se trata de Eurovisión, por el que pasan los fieles seguidores, los curiosos e incluso los detractores, aunque sea para despotricar después. Durante las semanas anteriores la canción que representa a España acumula controversias, análisis y críticas hasta la noche de marras en que España entera escucha el reparto de puntos en inglés, sueco o alemán.

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No hay duda de que el espectáculo que mayor quórum logra es el fútbol. Hasta los que más lo aborrecen le echan un vistazo cuando en las competiciones internacionales la representación patria logra un buen lugar. El pasado domingo casi ocho de cada diez españoles estaban viendo el partido de la final de la Eurocopa. Fue el encuentro más visto y de más cuota de pantalla desde la final del mismo torneo entre Italia y España en 2012. La televisión pública congregó a más de quince millones de espectadores de audiencia media, que corearon cada gol, que aplaudieron cada jugada, que lamentaron los contraataques que venían de la banda inglesa. Imposible no enterarse de lo que sucedía con la Selección ese día. Los gritos atravesaban las ventanas. Y hasta los sismómetros captaron la celebración de los goles de La Roja, porque España entera se colocó la camiseta y vibró. Porque de vez en cuando sucede que nos ponemos de acuerdo, que nos entendemos, que nos congraciamos pese a la diferencia. Lo que pasa es que se nos olvida muy pronto.

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