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El mundo se divide entre los que la pasada Nochebuena tenían de fondo mientras cenaban el especial de Camela que emitió TVE y los que preferían que en la pantalla apareciese la famosa chimenea de Netflix. Los que se vinieron arriba cantando con su cuñado ... el 'Cuando zarpa el amor' sin ningún tipo de complejo y los que simulaban estar a buena temperatura al calor de las brasas de la madera de abedul que ofrecía la plataforma.
Eran las dos Españas, la que se reconcilia consigo mismo y eleva a la categoría de clásico al popular dúo musical que empezó vendiendo cassettes en las gasolineras y la que aspira a albergar un salón enorme en su casa en el que quepa un espacio para la lumbre alrededor del cual se pueda reunir toda la familia.
Durante las fiestas navideñas tratamos de sacar la mejor versión de nosotros. Cada uno rebusca donde mejor puede para hallarla. Quien más y quien menos, reniegue más o menos de estas fechas, se esfuerza por disfrutar de los reencuentros y de las veladas infinitas contando batallitas. Decoramos nuestras casas como si las fuésemos a presentar a un concurso, localizamos en youtube recetas que jamás hemos preparado antes para sorprender a nuestros invitados con guisos diferentes cuando se sienten a la mesa, organizamos las agendas para quedar con amigos y seres queridos que hace mucho tiempo que no vemos. No comulgamos supuestamente con el espíritu que invade a toda la sociedad a final de año, pero resulta imposible no dejarse llevar por él. Si no puedes con el enemigo únete a él.
A estas tradiciones y costumbres ha llegado ahora Netflix para aportar su particular granito de arena. Porque las plataformas ya no se conforman con disponer en sus catálogos de películas y series que se pueden ver como queramos y donde queramos. También ofrecen otros contenidos que pretenden mejorar nuestras vidas. Como la popular chimenea, que ha sido el título más visto esta semana. Son tiempos de calor artificial, de hogueras sin humo, de rincones en los que no hay hollín ni grasa.
Supongo que en próximas entregas grabará imágenes de lluvia que ayuden a combatir los desarreglos de temperatura que causa el cambio climático o incluso celebraciones que se realicen en cualquier lugar del mundo para que viajemos sin necesidad de coger ningún avión ni de rascarse el bolsillo.
Los más conformistas recurrirán a los villancicos de siempre y a las luces intermitentes de toda la vida, sin necesidad de más parafernalia. Y se sentirán satisfechos cuando vean a los suyos desgañitarse entonando canciones que en otro tiempo eran tildadas de horteras. Letras como las de 'Lágrimas de amor' o 'Háblale de mí', que ya no son marginales y que han envejecido con un reconocimiento que muchos no esperaban. Veremos quién se acuerda de la chimenea.
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