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Una izquierda a la que nadie esperaba acudió el pasado domingo a votar en las elecciones generales y propició un resultado que pocos (Sánchez y cuatro más) auguraban. El electorado de derechas estaba convencido de la derrota socialista. Y no le faltaban motivos: las lecturas ... que se hicieron de los resultados del 28M, los mensajes catastrofistas sobre la acción de Gobierno y unas encuestas disparadas. En el bando progresista este mismo relato había calado y cundía el desánimo y la desesperanza sobre lo que podía suceder. Unos y otros recibieron el desenlace de la jornada dominical con sorpresa, y unos y otros andan estos días tratando de asimilar lo que ha ocurrido y procurando entender por qué ha ocurrido.
La primera reflexión que es necesaria hacer es que el votante socialista ha cambiado. Esto ya era evidente hace bastante tiempo, pero estos últimos comicios lo han corroborado. Es verdad que Pedro Sánchez ha perdido las elecciones frente a Feijóo, pero ha conseguido más votos y más escaños que en 2019, lo que significa que los que depositaron su confianza en esta opción política hace cuatro años la han refrendado. Ya no vale eso de que los que eligieron a Sánchez no estarían de acuerdo con la mayoría de decisiones que había tomado después, ni con muchas leyes aprobadas. No es verdad. Por supuesto que habrá disidentes, pero no son representativos. Como no lo son algunos de los dirigentes de la vieja guardia, como Felipe González o Alfonso Guerra, a los que se sigue recurriendo para hablar de las esencias del PSOE. Ya no son significativos, ya no son determinantes. Hay que asumirlo. Hoy en día José Luis Rodríguez Zapatero (estrella inesperada de la última campaña) es una voz mucho más autorizada. Creo que los partidarios de los anteriores presidentes ya han encontrado acomodo en otras opciones políticas y no se debe contar con ellos a la hora de realizar encuestas. Porque si se hace seguirán fallando.
Es probable que haya una parte de la izquierda que ha votado contra VOX, pero seguramente otra (más amplia) ha votado a favor de las acciones promovidas por el Gobierno de coalición en la pasada legislatura. Es importante apreciar este matiz para que no se olvide que no existe un pensamiento único sobre temas económicos, sociales e identitarios.
Y esta es otra cuestión que debe tenerse en cuenta ante lo sucedido en los comicios nacionales. No existen dos Españas, existen más. Este país es diverso, con diferentes sensibilidades, inquietudes y modos de vida. Y es preciso que quien llegue a la Moncloa sea capaz de negociar con todas las partes para lograr el mayor entendimiento posible y para conseguir satisfacer las expectativas de gran parte de los ciudadanos. Sé que es complicado, pero ahora mismo este parlamento fragmentado es lo que pide. Y en esa realidad deberían estar trabajando nuestros partidos.
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