Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

A mí me parece que el mundo se desmorona, pero quizá soy un exagerado. No dudo de que ha habido tiempos peores, pero los que nos han tocado se antojan terribles. Si lo comparamos, al menos, con el principio de este siglo el mundo es ... ahora mucho más violento, y esto no tiene visos de ir a mejor.

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Lamentablemente nos hemos acostumbrado a recibir noticias sobre atentados, ataques indiscriminados y territorios arrasados, que casi ni nos inquietan. Tenemos presente lo que sucede en Gaza y Ucrania (que por cercanía nos afectan y amenazan más) pero existen otros conflictos que no son menores, aunque su eco sea prácticamente nulo en esta parte del planeta. Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria o Siria, entre otros países, viven en guerra. El número de fallecidos en combate en todos ellos es dolorosamente elevado. Las posibilidades de que cesen los enfrentamientos, sin embargo, son bajas.

Nuestra atención a los conflictos depende, no nos engañemos, en función del riesgo de que se propaguen hacia donde vivimos. El mundo, además de violento, es egoísta. Por eso estamos pendientes de la invasión rusa de Ucrania y de lo que ocurre entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.

El tiempo nos dirá (o no) si nos colocamos en el lado correcto de la historia

Es complicado contar con una opinión formada de lo que sucede en estos lugares. Me asombra la facilidad con la que muchas personas son capaces de posicionarse y de dar argumentos casi al instante de que se produzca un acontecimiento. Por supuesto es inevitable -con mayor o menor acierto- tomar partido ante algunas actuaciones o disyuntivas. El tiempo nos dirá (o no) si nos colocamos en el lado correcto de la historia.

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Pasa estos días con el reconocimiento, por parte del Gobierno de España, del estado de Palestina. La decisión anunciada por Sánchez ha entrado, cómo no, en el debate político y cada cual la utiliza a su manera. Lejos del ruido mediático, de la batalla entre partidos, del alboroto en las redes sociales subyace la legitimidad del pueblo palestino para reivindicar su propia identidad, algo que debería traspasar barreras ideológicas. 143 países ya habían tomado la misma determinación que ahora España, Irlanda y Noruega. Y parece ser que próximamente se unirán otros como Grecia o Bélgica. Este clamor tendría que hacernos reflexionar.

Como también observar el modo en que actúa Israel ante todo aquel que disiente con su modo de obrar. No deja de ser llamativo que hasta el Tribunal Penal Internacional haya ordenado al Gobierno de Netanyahu detener la ofensiva de Rafah. Y este haga caso omiso. Llama tanto la atención porque quien lo hace es un organismo creado tras los Juicios de Nuremberg, donde se juzgaron los crímenes por nazismo. El mundo se desmorona. No sé si mi criterio será equivocado o no, pero sé en qué lado de esta historia quiero quedar retratado, aunque estas palabras no vayan a ir a ninguna parte.

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