Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

Es posible que este artículo me genere animadversión entre algunos de mis compañeros, pero espero que se les pase pronto y entiendan el carácter terapéutico que para mí tienen estos textos. Algunos usan el diván y yo me refugio tras estas líneas. Que nadie se ... enfade demasiado.

Publicidad

Confieso que cada vez me cuesta más entender para qué he sido citado en algunas reuniones. Acudo a ellas entre apesadumbrado, por mi ignorancia, y cabizbajo, por si no estoy a la altura de las expectativas. Es difícil estarlo cuando uno no comprende lo que se espera de él. Leo y releo lo que indican las convocatorias pero me pierdo intentando dilucidar cuál es el asunto y qué he de interpretar con las indicaciones. Mis esfuerzos son comedidos, lo confieso, porque me rebelo ante la invasión de términos artificiales y ampulosos.

No soy un talibán del lenguaje. Voy a dejarlo claro a estas alturas. Creo en la evolución de la lengua, en que esta debe adaptarse a los tiempos y que ha de incorporar conceptos nuevos. No tengo ningún problema con términos que vienen de otros idiomas, acepto los anglicismos o galicismos si son oportunos. No me rasgo las vestiduras por recurrir a ellos. Al contrario me resulta más rebuscado decir destripe que pronunciar espóiler, que ya es un vocablo que cualquiera sabe lo que significa. Podría enumerar unos cuantos más para que nadie me considere un ser arcaico.

Cada vez me cuesta más entender para qué he sido convocado a determinadas reuniones

Lo que me cuesta más admitir es que alguien me diga que está en una «call», cuando lo que hace es, simple y llanamente, atender una llamada. No encuentro sentido a recurrir al inglés en este caso, no aporta nada, no hay matiz que lo justifique. No es cosmopolita, no me hagas reír. No es por la globalización tampoco, no busquemos excusas absurdas.

Publicidad

En esa misma línea hace tiempo que nos dejaron de dar instrucciones para acometer proyectos y únicamente recibimos 'briefing'. Da igual si trabajas en una empresa de marketing -donde esa terminología tal vez es aceptada sin problemas- que en una asesoría legal, en un supermercado o en un medio de comunicación. Sí, nosotros también estamos contagiados.

Y abandono la esperanza de que esto vaya a cambiar. Porque la tendencia lejos de aplacarse se extiende peligrosamente entre toda clase de departamentos. No hay marcha atrás. Dentro de poco nadie sabrá lo que era una reunión y solo responderá cuando le pidan que se incorpore a un 'team'. Nadie solucionará ningún problema a no ser que a alguien le pida que aplique 'quick wins'. Y nadie pondrá en marcha nada por su cuenta hasta que no sea convocado a una 'kick off'. La lista es interminable. Causa una pereza terrible. Y me irrita un poco, para qué lo vamos a negar.

Publicidad

Lo peor de todo es que me quedan muchos años para jubilarme, así que deberé acostumbrarme. Porque yo solo no puedo ganar esta guerra, admitámoslo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad