¿Para qué sirve un Cecopi?

Y suelto este rollo después de asistir atónito a las explicaciones de los principales responsables de ese organismo -el presidente Mazón y los consellers que él designa- intentando excusar lo que no se hizo correctamente en el aciago día de la riada. Eso no quiere decir que no haya que depurar otras formas de trabajar, o los mecanismos que se usan en determinadas situaciones, o los protocolos que facilitan poco algunas gestiones. Por supuesto que es necesario, pero lo que no me parece de recibo es escudarse en lo que otros no hicieron para enmascarar las deficiencias propias. Y en aquel 29 de octubre hubo muchas. Lo estamos comprobando al ver todas las precauciones y medidas que se toman ante el actual temporal. ¿Son excesivas? Posiblemente. La sombra de aquella tragedia, con 227 fallecidos, es alargada. Pero dan cuenta de lo lejos que estuvieron de actuar correctamente en la anterior dana.

El simple hecho de que ese Cecopi se convocase a las 17 horas no se puede catalogar como lo más prudente. A esas horas ya había pueblos arrasados, ríos desbordados y barrancos en situación catastrófica. Con toda esa información se entró en la reunión. Y no se tomaron decisiones extraordinarias. En el momento en que se inició la convocatoria todos los medios de comunicación acumulábamos noticias sobre lo que ocurría en distintas localidades, que quizá no nos permitían aventurar la magnitud de la catástrofe pero sí ponernos en alerta. Hemos conocido esta semana también que a la hora en que se constituyó el Cecopi se registró el mayor pico de llamadas al 112 en una hora, 2.438. ¿Tampoco de esto se enteraron? ¿En qué clase de búnker estaban?

Faltó capacidad de reacción en aquel Cecopi, conocimiento geográfico de por dónde discurre el agua en los barrancos de la Comunitat, rapidez en la toma de decisiones y, sobre todo, liderazgo. Y cuando uno asume las competencias de algo tan delicado como son las emergencias lo mínimo que se le puede exigir es que sea capaz de liderarlas.