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Posiblemente sea que las redes sociales me han pillado mayor y siempre he sido precavido con ellas. O que, en general, procuro ser cuidadoso con todo lo que digo y hago en público. Sea por lo que sea estoy bastante seguro de que si algún ... día yo fuese alguien relevante -no va a pasar- podría defender todo lo que he expresado alguna vez en facebook, twitter o instagram. Y en todas las nuevas a las que me voy uniendo -threads, bluesky- sin saber muy bien qué hago allí.
No me extrañarían ninguna de mis bromas, ni me asombrarían las críticas que haya podido deslizar, y dudo de que me asustase de los comentarios que haya expuesto por esos lares.
Desde que entraron en nuestras vidas las redes han desempeñado diferentes roles. Han sido aliadas para nuestro trabajo, corrillo en el que reencontrarnos con viejos amigos, escaparate para lograr visibilidad, foro en el que discutir con perfectos desconocidos.
La última faceta por la que se caracterizan es la de ejercer de guillotina. Los tuits antiguos son los esqueletos que antes se guardaban en los armarios. Y pueden fulminar a cualquiera. El último caso es el de Karla Sofía Gascón, quien hasta hace dos días era la gran esperanza del cine español y ahora ha sido condenada al ostracismo. La aparición de unos viejos mensajes con comentarios racistas y ofensivos han provocado su cancelación absoluta. Netflix la ha borrado de todos los lugares de los que la podía borrar. Si en su mano estuviese la eliminaría hasta de la película por la que está nominada al Oscar, 'Emilia Pérez', y la sustituiría por una intérprete generada por inteligencia artificial. Por el momento no ha ido tan lejos, pero eso sí se la obvia en todos los elementos promocionales y no se cuenta con ella en ningún evento.
La reacción ha sido aplaudida por aquellos que la convirtieron en un símbolo (y que ahora dicen que se sienten decepcionados) y por quienes le tenían ganas por lo que representaba que una actriz transexual hubiese obtenido tal reconocimiento en los Estados Unidos de Trump.
Nadie ha hecho el esfuerzo de poner en contexto lo que dijo. Eso no significa que haya que obviarlo o disculparlo. Quizá simplemente haya que colocar esas declaraciones en el espacio temporal que le corresponden y juzgarlas en base a eso. Y sobre todo teniendo en cuenta que quien las ha hecho es una actriz.
Igual que no sentamos jurisprudencia cuando un actor está acertado resulta curioso que se le envíe a la hoguera si se equivoca o si se destapa una cara que no conocíamos. Habría que preguntarse por qué con Karla Sofía está sucediendo esto y posiblemente concluyamos que no tiene que ver tanto con lo que dijo. Pero sobre todo con lo que no debería guardar relación es con su actuación en 'Emilia Pérez', que es como si no existiese, como si nunca se hubiese estrenado esa película de la que usted me habla.
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