Así ha quedado el bingo de Valencia arrasado por el incendio

Lo de que el desayuno es la comida más importante del día está muy bien hasta que te toca levantarse con tiempo y ganas por la mañana para prepararlo adecuadamente. Otra cosa es ir a mesa puesta, o a buffet puesto, que así es más ... fácil concienciarse de los valores nutricionales de lo que nos llevamos al estómago para inaugurar la jornada. Todavía me relamo pensando en la carta de un hotel en el que me alojé este verano en la que ofrecían diferentes formas de preparar huevos, desde revueltos hasta al estilo poché o a la florentina pasando por no sé cuantas variedades más. Así daba gusto madrugar, la verdad.

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A Viridiana la conocimos precisamente en un desayuno en el parador de La Seu d'Urgell. No tenían un menú específico, pero los huevos al plato y recién hechos los servían bien sabrosos también. La variedad de bollería y embutidos contribuía a saciar el apetito. Con todo, lo mejor de la experiencia fue coincidir con la camarera que nos atendió, que desprendía alegría y buen hacer. Y eso muchas veces es tan determinante como las prestaciones del propio alojamiento. Que el equipo que allí trabaja se empeñe en hacer sentir a gusto a quien pase la estancia allí suma.

A Viridiana nos la ganamos mentándole a Buñuel. Nos aseguró que en los tres años que llevaba viviendo en España apenas un par de personas habían relacionado su nombre con la obra clásica del director aragonés. Y no será porque no se cruce con gente cada día, entre cafés y cruasanes. Pero por lo visto la historia sobre la novicia con la que su tío se obsesiona no es tan popular como algunos nos creemos. O tal vez ha dado la casualidad de que Viridiana no se ha cruzado con muchos cinéfilos desde que llegó de México, su tierra natal y el lugar en el que Buñuel encontró refugio ante la censura franquista. Allí vive Silvia, su madre, que coincide en nombre, por cierto, con la actriz protagonista de la película en cuestión, y a la que su hija alegró enviándole varias botellas de un vino tempranillo de Ribera del Duero que descubrió recorriendo el norte de nuestro país.

Tan importante en un hotel son las vistas o la almohada confortable como toparse con un equipo profesional

Podríamos haber pasado horas escuchando a Viridiana, capaz de acaparar nuestra atención mientras realizaba su trabajo y nos propiciaba todo lo que necesitábamos para empezar bien el día. Quiero pensar que esta predisposición se deba a que cuenta con unas condiciones laborales dignas, que ayuden a que se encuentre a gusto con su empleo y eso lo transmita a aquellos con los que se topa. Y a que al frente de ese hotel hay un responsable consciente de que el buen trato puede hacerle sentir al huésped tan a gusto como una almohada confortable o una terraza con vistas espectaculares. En eso se deberían fijare a la hora de conceder estrellas a ciertos locales.

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Si yo tuviera que buscar refugio y alimento en algún sitio -como los vagabundos de la mansión de 'Viridiana'- lo haría en la casa de Viridiana, la camarera del parador.

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