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Una advertencia previa. La columna no va de las peripecias del Valencia, ni de las maldades de la propiedad accionarial. Esa maldad que se ha ... apoderado de nosotros. Cierto es que la consulta en la hemeroteca de cualquier ejemplar de diario del pasado, en cualquier página, está llena de briznas con las que componer alguna historia, tirando poco a poco del hilo. Todo vale: un anuncio, una esquela, la publicidad de productos farmacéuticos, la cartelera teatral, una columna antigua de Eugeni d'Ors, una referencia a Apollinaire en LAS PROVINCIAS. Pensamos que lo sabemos todo, y no conocemos nada del todo. Hoy mismo mi amigo del chat de Jambrina, Fernando de Castro, nos comparte una columna en ABC de Pedro Corral sobre el intento de hacer de Vicente Aleixandre quien no fue, y aparece el dato, trágico, de que el rector Peset, Juan Bautista Peset, era primo de Vicente Aleixandre. De repente, esa historia, de contar con tiempo, se convierte en una hebra de la que habría que estirar hasta aportar algún matiz a las dos biografías. Como esa tupida malla de rumores y media verdades sobre lo hicieron para condenar o para salvar del pelotón al que fuera rector de la Universidad, Juan Bautista Peset Aleixandre. El papel que jugaron los que denunciaron, Marco Merenciano, López Ibor, y el empeño de otros como Pedro Laín Entralgo. Mirando la prensa para encontrar alguna pista me encuentro en El Pueblo del 13 de marzo de 1932 la noticia de un equipo de fútbol, el Club Deportivo Terror de Burjassot, organizando un torneo en ese mes de marzo. El club con tan evocador nombre, tenía su sede en el Bar Central en la calle de Blasco Ibáñez, y los premios a otorgar una copa al campeón, y al subcampeón, «once preciosas pitilleras». En alguna crónica de partido se destaca el papel de un jugador del CD Terror, un tal Chispa. No me imagino hoy en día un club con esa denominación evocando el terror. Viendo fotos antiguas parece que el Bar Central tenia una pérgola en el Patio de Sant Roc, en Los Silos, cerca de la torre Miramar de la casa de los padres de Vicente Blasco Ibáñez. Pienso en la familia, en la tradición liberal de Burjassot, en esas casas de Godella, el pueblo de la familia Peset, que albergaron un embrión de burguesía culta y liberal. Algún día debería contarse toda la historia de las denuncias a Peset, con todos los detalles. Mientras tanto, sin que se remedie, en Valencia no solo existe la calle, también permanece intacto el Centro de Salud Marco Merenciano.
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