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Un Goya especial

«Las cosas siempre vuelven al lugar de donde salieron»

Viernes, 14 de febrero 2025, 00:01

Hay veces que las columnas se escriben solas, y no tiene ningún mérito ni la palabra inicial ni el epílogo. Hasta para elegir una cita ... al azar, como la de Rómulo Gallegos en su Doña Bárbara: «Las cosas siempre vuelven al lugar de donde salieron». No es una sentencia resignada, ni conservadora, y vale para todo. La política, la literatura o el amor. El sábado estuve viendo interesadamente la gala de los Goya. Se dilucidaba el premio al maquillaje, que al final consiguió, para Karmele Soler, la hija donostiarra del futbolista Gallet, mi tío político, y por ello mismo el premio tenía genética de Oliva. Yo no dejo de recordar ese vínculo orgulloso tan atento siempre y recíproco entre nosotros. Hasta la prensa de Valladolid exhibió que la hija del futbolista de Pucela había conseguido el premio, cuando resultó que hubo un Goya especial, con ADN del Rebollet, que ha pasado desapercibido. La casualidad hizo que visitara el rodaje de 'La Cena', en el Edificio de Correos, con la amabilidad del director Gómez Pereira y Lina Badenes, entre los productores. El parentesco con Karmele Soler era una llave de prestigio, para arrancar una sonrisa, y recuerdo a sus padres y a todos los primos en mi boda. «Las cosas siempre vuelven al lugar de donde salieron». No dejamos de aprender. La mejor disposición es la humildad. Uno, con un papel y un bolígrafo, o con un ordenador, puede cometer una escena con dos personajes, imaginar un escenario de ficción complicado, con un movimiento de masas, sin ningún tipo de cortapisa, más que la de la imaginación, el mayor o menor acierto de lo que se escribe. Un cambio en la edad, un adjetivo, un regreso al pasado, un diálogo coral o un movimiento de masas, no tiene más dificultad que su calidad. Frente a esa sencillez me fascinó y me pareció tremenda la complejidad de un rodaje. Deberíamos asistir para ver lo que cuesta. Todas las operaciones que es necesario realizar para conseguir un minuto de una escena me invalidarían para dedicarme a esto. Y por encima de todo la labor de la script, la continuista, la que asegura la coherencia del proyecto audiovisual. Hasta el punto de que me da por evocar que en nuestras vidas, y en lo que escribimos o dejamos de escribir, en todo, puede que en lo colectivo debería instalarse una persona encargada de dar continuidad y coherencia a nuestra biografía. Hasta el punto de hacer repetir una escena porque uno de los actores lleva una servilleta, cuando no le correspondía.

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