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La hipérbole

Cuando todo es fascismo nada acaba siendo fascismo

Viernes, 31 de mayo 2024, 00:00

Pensar la vida en forma de bandos tiene estas cosas. Faltaba la Falange situándose en contra de Israel, y Cristiano Ronaldo dando lecciones morales. Reconozco ... que el tema me supera, y no puedo mantener distancia. No ayuda que los órganos de gobierno de mi Universidad se hayan apuntado de manera alegre en sus acuerdos respecto de lo que sucede en Israel a esa retórica buenista de campaña del Domund, de respuesta de participante en concurso de misses sobre la pobreza infantil y el hambre en el mundo. «El compromiso de la Universitat con Palestina». Este mundo que nos obliga a exhibir que somos buenos, caritativos y benéficos. La hipérbole es la auténtica droga dura. El fentanilo que contamina el lenguaje político. Detrás de cada exageración interesada hay un intento imperdonable de faltar a la verdad. Me acuerdo de esa frase: «No hay nada más valioso que la verdad, ni más poderoso que el amor». No sé si es de John Ford o de John Waine. Pero lo claro es que aquí mucha mentira y mucho odio. El odio se ve ya en el Periférico de París, en la Asamblea Nacional, con ese diputado de la Francia insumisa David Guiraud llamando cerdo al diputado Meyer Habib. Insultar a un diputado judío llamándole puerco apela a esa nostalgia del «Judensau», el insulto antisemita de más rancio abolengo. Está pasando en Europa. Y era lo que se pretendía el 7 de octubre. Ahora ya tenemos el exceso en las redes, la policía protegiendo los colegios, las pintadas en el patio que ya llaman al exterminio del judío, al fuck Israel, la nostalgia de Hitler, y las cámaras de gas, esvásticas en el distrito XIX. Y uno no sabe esa alianza incomprensible entre la extrema izquierda y el islamismo, que tan poco fruto le dio a la izquierda en Irán. Siempre gana la hipérbole, y suena muy bien como hipérbole hablar de genocidio. Podría ser cualquier otro calificativo que incluso yo compartiría, pero lo de genocidio solo sirve para aquello que decía La Bruyère. «La hipérbole se expresa más allá de la verdad, para que la mente la conozca mejor». Cuando todo es fascismo nada acaba siendo fascismo. Todavía hoy en el mundo, medio siglo después, hay menos población judía que la que existía en el mundo antes del Holocausto, mientras la de Palestina se ha cuadriplicado. Ya hubiera querido el pueblo armenio o el kurdo un genocidio tan torpe y mediocre. Esos errores de perspectiva los pagaremos con creces, y la factura se pagará en Europa. Uno desearía esa Unión Europea laica, consciente de sus raíces judeocristianas, pero sobre todo sin mártires ni sacrificios ni hipérboles. Como decía Raymond Aron, esa democracia «que proclama que la historia de los Estados está y debe estar escrita en prosa y no en verso«.

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