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Tuve el privilegio de asistir el sábado a la representación de la Festa, del Misteri, en la Basílica de Santa María. Yo soy propagandista de ... Elx, de su patrimonio, de sus pedanías, y del Misteri, que es nuestro Misteri, no solo una maravilla local, sino un patrimonio que es orgullo e identidad. Fue una representación jubilar repleta de luz. A la vuelta, ya con lluvia, me perseguía lo luminoso del texto. «Advocata peccatorum, consolatrix afflictorum». «Algun misteri amagat vol Déu nos sia revelat». La Festa es ese misterio oculto que alguna vez tendrá que revelarse. Se lo contaba al alcalde, y son esas paradojas que se convierten en una explicación de la vida. La primera vez que vi el Misteri, el niño que cantaba era este alcalde. Aun no sabíamos, porque siempre olvidamos interesadamente las cosas, que el júbilo y el dolor son capítulos que se intercambian en la vida, y sin que te lo esperes un día, la vida es anunciación del júbilo, y otra preludio del dolor. La Mater Dolorosa es también consuelo de los afligidos. Como esta semana de dolor, que serán meses de dolor, y una generación marcada por el miedo y el dolor. Me gustaría tener la certeza de los que opinan sabiendo de todo, con las respuestas para todo. Cuando llovía en otoño, mi abuela materna tenía terror y se santiguaba como una conjura, cada vez que sonaba el trueno, por todo lo que suponía ese cielo negro y cruel, preludio de la desgracia. Pero entonces las acequias eran acequias, la huerta se encargaba de apropiarse del agua, y existía una sabiduría secreta que permitía diferencia el murmullo y el susurro del agua del grito violento de la riada. Las avenidas, los barrancos, las sendas y caminos, el ramblar, nunca han engañado. La toponimia es certera acerca de lo que fue, y que la naturaleza siempre se entesta en recuperar. La alerta está en la toponimia, y en mirar al cielo. Saber distinguir las señales. Conocer que estamos en una llanura aluvial, de esas de manual. Yo he conocido la senda de les Vaques de Sedaví cuando todavía era senda, pero ahora es una extraña referencia sepultada por el asfalto. Pienso en el Forn d'Alcedo, en Castellar y el Oliveral, en el Tremolar, y en ese miedo que ya será nuestro, y marca indeleble de nuestra vida. «C'est avec de mauvais poètes que l'on fait des prosateurs». Son los malos poetas los que procuran narradores. La frase la recordaba Patrick Modiano al recibir el premio Nobel, y puede que sea de Flaubert. Me hubiera gustado tener la sencillez y la belleza de unos versos, humildes y exactos, que reflejaran mi dolor para no redactar esta prosa gastada.
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