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Refugios

La tragedia del 57, aquella devastación, fue la de nuestros padres

Jueves, 21 de noviembre 2024, 23:56

Cada cual tiene el suyo. En mi caso, hay un rincón mental, el de la historia, que me sirve de refugio y consuelo, y me ... ahorra la tentación de la lírica. Me protege de la lluvia, del fango y del ruido. Es la historia. Desde hace demasiados días devoro el Almanaque de LAS PROVINCIAS con todas las peripecias de la riada de 1957. Mi ejemplar es una joya. Me costó 15 euros. El libro está firmado por su propietaria inicial: Nandita Manglano Trénor, Nave 27 Valencia. Cada página, desde la primera, y hasta con la publicidad, me aporta comparaciones, diferencias y concordancias. El relato del suceso. La crónica rápida de todos los días. Entre la primera y segunda riada, los avisos: «El coche de propaganda de la Compañía de revistas vienesas de Kaps y Joham, que actuaba en el teatro Ruzafa, recorre el centro de la ciudad transmitiendo avisos por los altavoces y tranquilizando a la población respecto al grave problema de las subsistencias, ya que no hay pan, pues son inmensa mayoría los hornos inundados y además se carece de fuerza motriz». La llegada de tres barcos de la Armada norteamericana y los veinte helicópteros descargando alimentos y medicamentos, incorporados a las tareas de rescate. La Riada en datos técnicos recoge el Informe Técnico de la Confederación Hidrográfica, y los primeros proyectos para evacuar caudales. La precisa exposición de daños en el campo, en el curso del Turia, en el barranco de Carraixet, en el curso del Palancia, en el curso de las ramblas de Chiva, Foios, Torrent y Picassent, en el curso de los ríos Seco, Magro y Xúquer. La relación de las ayudas. El alcalde de Argel, el señor Chevalier, haciendo entrega de un millón de francos; las cinco mil rupias de la Cruz Roja de la India; una exposición en París, con obras del pintor Foujita, y la participación, entre otros de escritores como André Maurois o François Mauriac; funciones benéficas de artistas residentes en Estados Unidos como Victoria de los Ángeles o Iturbi. La relación de iniciativas benéficas es enorme, y da cuenta de la magnitud de aquella tragedia. Una precisa exposición de García-Ordoñez, sobre la desviación del Turia, con especial mención a las actuaciones y desvío preventivo del Carraixet. El primer teatro en iniciar sus funciones fue el Alkázar, que prosigue su espectáculo de variedades «por estar enclavado en zona no siniestrada». Solo en el teatro Eslava las pérdidas superaron el millón de pesetas. Patio de butacas, cuadro motriz de instalación eléctrica. Aquella tragedia, y aquella devastación, fue la de nuestros padres. Ahora toca escribir la nuestra, la historia que se leerá en el futuro.

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