Directo Sigue el minuto a minuto del superdomingo fallero

Hoy me siento un poco como la Reina por ese dicho tan repetido de que el dolor es menor cuando es compartido. ¿Por qué? Porque ... media la comprensión. Nos hemos lesionado el pie prácticamente a la vez y además usamos la misma solución para sustituir al tacón: unas buenas zapatillas. Compartimos alguna otra coincidencia -que aún me enorgullece más- como que al igual que ella mi abuelo también era taxista. Pero eso es otro cantar.

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A lo que iba, de esta guisa -e invadida por los buenos valores inspiradores que sólo asaltan en las primeras horas a quienes madrugan- apuesto por despertar esta columna esquivando, en la medida que pueda (no prometo nada), la crítica y el cansancio que me produce el despropósito político en el que vivimos. Un ejemplo de aquí: el montaje orquestado por la izquierda criticando la ley de Concordia que en esencia es igual que la suya, ¿es preciso removerlo todo e inventarse cartas de la ONU?

Así que prefiero centrarme sólo en los aciertos de la Reina. Y es que, por su naturalidad, brilla entre tanto barullo menor. Este fin de semana buscando con emoción y sin disimulo a su hija entre la multitud de cadetes de Zaragoza, asumiendo un infinito besamanos real sentada o, ahora, con esto de echar mano de la transparencia de sus traspiés para pasarse a las bambas. Además, el uso de deportivas se ha extendido de manera tan exponencial que, una vez pruebe la gloria de ir plana, dirá adiós más a menudo a los tacones. A veces es con los pequeños gestos cuando realmente se consigue sintonizar con la opinión pública y se avanza.

La incorporación de la primera mujer en su equipo más cercano está dando sus frutos

No se si esta manera de proceder responde a los cambios organizativos en la estructura de la Casa Real. Quién sabe, pero estoy segura que la incorporación de la primera mujer en el equipo más cercano a la Reina, Dolores Ocaña, está dando sus frutos.

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La Monarquía es una institución que al igual que otras está sufriendo en primera persona los desmanes y la actitud altiva que se gasta el Gobierno de Pedro Sánchez. Desplantes en actos públicos, feos o que ningún ministro acompañe al Rey en sus viajes oficiales son sapos que se están tragando con enorme dignidad pese a que, bien a las claras, es de un desprecio institucional sin precedentes. Y tampoco parece que los ministros estén muy ocupados en sacar la gestión de sus departamentos adelante y si en hacer política. El ministro Albares el eterno enfadado, Óscar Puente, que más que dedicarse a resolver los problemas de infraestructuras del país (soterrar el paso a nivel de Alfafar por ejemplo) parece haber tomado su cuerpo el espíritu de Godzilla o el de Cultura haciendo ideología atacando la tauromaquia.

Si me permiten el simbolismo, no estaría mal que entre tanta trifulca política los de Madrid imitaran un poco a la Reina Letizia bajándose del tacón y pisando suelo a través de unas sencillas zapatillas. Tocando realidad. Sería de lo más terapéutico. ¿No les parece?

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