Directo El precio de la luz se encarece con la nueva tarifa este lunes: las horas prohibitivas para enchufar electrodomésticos

El ambiente político en España es cada día más irrespirable. Pedro Sánchez y su obsesión por asegurarse la legislatura a cualquier precio es el responsable. ... El más beneficiado de todo esto Carles Puigdemont -además de todos los suyos- y los más perjudicados la mayoría de los españoles que asistimos pasmados ante tanto despropósito. Hasta aquí una lista de obviedades que definen la realidad que nos rodea.

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En verdad, el ejercicio de la política debería ser todo lo contrario. Debería ser fuente de tranquilidad para los ciudadanos y no motivo de inquietud, enfado y crispación. Votamos a los políticos para que, desde la vocación y el servicio público con su trabajo diario, contribuyan a que la vida de todos sea, al menos, un poco mejor. O si lo prefieren, sea algo menos complicada. Generar seguridad donde haya incertidumbre. Atreverse a tomar decisiones que cambien las cosas a mejor y nos hagan avanzar. Vamos, que si les confiamos nuestro voto, es para que contribuyan a solucionar problemas y no para que nos creen otros nuevos.

A pesar de lo que pasa en España los valencianos tenemos motivos de esperanza. Primero fueron los impuestos: bajar la presión fiscal a las familias. Eliminar el impuesto de sucesiones y donaciones: medida transversal que nos beneficiará a todos, ahora o más adelante, desgraciadamente, es sólo cuestión de tiempo. Pero hay más.

El conseller de Sanidad, Marciano Gómez, ha anunciado que tener un doctorado puntuará más que saber valenciano a la hora de optar a una plaza en el sistema de salud. No dijo en ningún caso que el valenciano dejara de puntuar -ojo porque ahí está la trampa- sino que el esfuerzo por aprender, por mejorar, por formarse tendría más valor y su justa recompensa a la hora de ocupar una plaza. Y también saber valenciano, pero eso, después. Sentido común en estado puro. Una decisión acertada y muy necesaria alejada de la imposición y de la ideología. ¿Se le puede pedir más? Pues va a ser que si porque no sólo acertó en lo que dijo sino cuándo lo dijo: a pocas horas del examen MIR, la prueba que llevaban preparando muchos meses nuestros futuros sanitarios. Miel para sus oídos en un momento especialmente crítico en sus carreras porque, coincidirán conmigo, que pocos estudiantes están sometidos a tanta presión académica en la que no cabe el error y durante tanto tiempo -la soportan desde bachiller- como los que optan por estudiar Medicina. Una decisión además que en conjunto, bingo, no cuesta dinero.

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Gómez acierta haciendo posible lo sencillo: permitir que en los hospitales valencianos se puedan contratar a los mejores médicos. Con la mejor capacitación en un reconocimiento expreso al esfuerzo formativo. Es una de esas pequeñas grandes decisiones que ponen las cosas en su sitio. Que revierten lo incomprensible y que son de un sentido común tan aplastante que no te explicas, al ver cómo se ponen en práctica, cómo hemos podido tragar con la situación contraria. Gobernar también es acertar, no sólo es equivocarse, y el gobierno de Mazón acierta con decisiones como ésta. ¿No les parece?

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