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Antes de entrar a valorar el reinado extraoficial y temporal de Camila -en el que excepcionalmente levita toda Gran Bretaña- he de empezar confesando la ... intriga que me invade al observar el nuevo y reincidente encuentro en un margen de tiempo bastante pequeño entre el Papa Francisco y la vicepresidenta Yolanda Díaz. Como se decía en otra época, 'ahí hay tema', aunque no sea una sintonía basada en nada terrenal, claro, pero es evidente que se entienden bien. Eso y que los contactos vaticanos de la vicepresidenta Diaz o de alguien en Sumar son de los buenos de verdad porque antes, cuando gobernaba el PSOE de Zapatero, a la vicepresidenta De la Vega solía atenderla el Secretario de Estado Tarcisio Bertone. Sin mantilla -saltándose las normas de protocolo- y por razones obvias sin su habitual vestimenta blanca, la vicepresidenta esta vez enlutada de negro se volvió a sentar mano a mano con el Papa Francisco. Nuevas épocas.
Algo similar a lo que pasa estos días en Gran Bretaña. Las vicisitudes sanitarias que atraviesan los referentes masculinos de la monarquía inglesa sitúan de nuevo, con precisión de cirujano, a Camila en el centro del campo ejerciendo de todopoderosa Reina al mando, al menos y por un tiempo limitado, del Palacio de Buckingham. El cáncer recién descubierto de Carlos y que Guillermo quiere atender personalmente del postoperatorio de su esposa Kate hacen, según la versión oficial, que todo el poder de representación caiga sobre la que empezó siendo un satélite real, malvada madrastra y villana después -de esta guisa la describió el príncipe Enrique- y hoy se encuentre excepcionalmente en el centro de la pista. Con el foco encima.
Hablo de ellos con excesiva cercanía y sin títulos ni protocolo -como Diaz sin su mantilla ante el Papa- pero es que el roce hace el cariño y confieso que, tras tragarme casi de seguido la serie 'The Crown' estas Navidades, son para mí tan de casa como la familia Alcántara de 'Cuéntame cómo pasó' aunque con un acusado toque 'british' por eso de que viven en Windsor y veranean en el castillo de Balmoral. Son como de casa. Quizá a Diaz le haya pasado lo mismo al ver la serie 'The New Pope'.
A lo que iba. Una buena labor de consultoría política transformó la imagen pública de Camila. De ser la peor villana pasó a ser la mejor compañera para Carlos. Desde que falleciera la reina Isabel hace apenas año y medio -pese al peso de la Corona y que no parece acompañarlos la buena suerte- se les veía tan felices como una pareja de recién jubilados en plenitud tras alcanzar, por fin, la cima de sus ambiciones con la sucesión del trono. Alcanzaban el climax tras toda una vida de espera.
Ahora, mientras dure el tratamiento de Carlos y la retirada temporal de Guillermo, todo apunta a que Camila deberá asumir mayor protagonismo y que, fuera de todas las previsiones, veremos a Camila reinar a solas. Una nueva e inesperada versión de la polifacética Camila. ¿No les parece?
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