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Siempre me he solidarizado y he seguido con atención las denuncias de muchos padres que han luchado con uñas y dientes para que sus hijos ... pudieran elegir y estudiar en castellano. Qué menos ¿verdad?. Y es que no sólo pasaba en Cataluña con el catalán. En la Comunidad Valenciana, hasta hace un año, la imposición del valenciano era de obligado cumplimiento -sí o sí- para muchas familias residentes en zonas castellanohablantes que no tuvieron derecho a otra alternativa.
Esta imposición del valenciano pasaba además por encima del criterio de muchos padres que nunca entendimos por qué nuestros hijos -para cumplir las elevadas exigencias de horas lectivas en valenciano- se hayan visto obligados a no aprender en castellano, ni a poder expresarse en los exámenes en esta lengua en asignaturas troncales y estratégicas para su formación académica, como las Ciencias Naturales de toda la vida, la Geografía o la Historia. Decisiones que venían impuestas «por Conselleria» y que nadie entendía. Como dar gimnasia en inglés, un error y una pérdida de tiempo.
Situaciones adversas con las que nos hemos visto obligados a convivir y que, en la práctica, han limitado las oportunidades formativas de toda una generación que, desgraciadamente, ha perdido la oportunidad de elegir porque, sencillamente, ya está fuera de las aulas. Los 8 años de gobierno anterior son 8 cursos escolares completos en los que muchos niños no pudieron elegir. Fue -a mi juicio- un gran error del Botànic que ha acabado perjudicando al objetivo -que todos podemos compartir- de preservar, proteger y asegurar el conocimiento y el uso del valenciano como nuestra lengua. Pero nunca desde la imposición.
Y en este inicio de curso escolar, en el que por fin las cosas han cambiado, me ha dado por acordarme de todos esos padres y familias -que han sido muchos estos años- que vieron desatendidos sus derechos, que no se callaron y que batallaron -por resumir mucho y entendernos- para que sus hijos supieran que el hígado se llama hígado y no sólo fetge y que serralada es también una cordillera. Cientos de padres como Mari Carmen y David en Castellón, Ana y Javier en Alicante o Luis en Valencia lo hicieron: buscaron amparo en la justicia para defender su derecho a poder elegir.
Hoy las cosas son diferentes porque existe una Ley de Libertad Educativa que prometió Carlos Mazón en campaña electoral y que por fin se está aplicando. ¿Era necesaria? Pues sin duda sí. Sólo este curso escolar, más de 100 colegios e institutos de toda la comunidad se han pasado a la opción castellanohablante. Antes de Navidad se hará una consulta a todas las familias de hasta 3º de la ESO para que elijan la lengua base de sus hijos. O algo tan básico como que puedan elegir en qué idioma expresarse en los exámenes también ahora es por fin posible. ¿No les parece?
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