Fetge en castellano (II)
NURIA ROMERAL CAS
Miércoles, 12 de febrero 2025, 00:06
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NURIA ROMERAL CAS
Miércoles, 12 de febrero 2025, 00:06
Ha llegado la hora. En dos semanas más de 530.000 familias de la Comunidad con hijos en colegios públicos y concertados (tengo dos) estamos llamados a participar en una votación histórica en el ámbito educativo. A mi juicio, una auténtica revolución en positivo del ... sistema. Por muchos motivos.
Porque sorprendentemente es la primera vez que nos piden opinión a los padres (no tengo precedentes); porque vamos a poder elegir algo tan nuclear como en qué lengua principal sin que sea excluyente -ya sea valenciano o castellano- estudian nuestros hijos. También, porque será nuestra opinión (y no la de no sé quién) la que de verdad sea tenida en cuenta y porque, gane la opción que gane, tendrá efectos concretos e inmediatos, esto es, se aplicará a cada niño el curso que viene.
Una revolución a la que se somete la propia Conselleria para poder ponerlo en marcha. Lo hace de forma voluntaria y coherente -porque es un compromiso electoral- a un proceso de cambio muy complejo llegando al detalle de cada alumno. Una transformación que saben exigirá modificar cosas, tomar nuevas decisiones y asegurar más inversión.
Aunque resulte paradójico en esta votación lo que menos importa va a ser el resultado. Cada voto se aplicará sobre la realidad particular de cada estudiante. Y de sus necesidades. Nuestro voto contará, gane o pierda nuestra elección respecto de la más votada en nuestro centro.
Con esto la Generalitat ha cumplido su compromiso. Ahora nos toca el turno a los padres. Nos toca mojarnos, implicarnos y movilizarnos para que de verdad tenga sentido esta iniciativa sin precedentes. La pelota está en nuestro tejado. No hay excusas, el proceso para participar es tan sencillo como tener un móvil y hacer el mismo camino que ya hicimos al solicitar plaza. Los colegios, por su parte, han de asegurar con su implicación, el acceso a la información y la divulgación que esta iniciativa requiere para que sea un éxito de participación.
La puesta en marcha de la ley de Libertad Educativa con esta convocatoria -que presentó ayer el presidente Mazón y el Conseller de Educación Rovira- representa, como decía al principio, una auténtica revolución positiva del del modelo educativo valenciano porque sitúa en el centro de la toma de decisiones a los padres y no al criterio político de turno al que estábamos acostumbrados. Gobierne quien gobierne la educación debe quedar a salvo. Creo que es una acertada apuesta por recuperar el equilibrio que beneficiará sin duda a las dos lenguas. También que es una decisión valiente porque las costuras van a chirriar en una estructura acostumbrada a atribuir la toma de decisiones -casi como pretexto- a una entelequia todopoderosa y abstracta llamada «la Conselleria».
Se acabaron las excusas. Preguntemos en nuestros colegios. Del 25 de febrero hasta el 4 de marzo podemos votar. Participemos y hagamos que esta fórmula sea viable para poder opinar en otras cuestiones -se me ocurre- como el uso de las pantallas, los móviles en las aulas o cualquier otro reto que pueda darse. ¿No les parece?
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