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Les estoy cogiendo toda la manía del mundo. Yo sé que es un sentimiento irracional y descontrolado, que la culpa no la tiene Christine Lagarde, ... pero es que con la que nos está cayendo a las familias, a alguien se la tengo que echar. Sin más empeño del razonable, lo digo por aquello de intentar sobrellevarlo mejor. Aunque no crean, me invade la misma sensación en cuanto veo aparecer a Luis de Guindos que, a pesar de que es español y de que fue ministro -pese a que he desarrollado una acusada lealtad institucional- es verle y me crecen los demonios porque ya sé lo que va a decir.
Los dos -presidenta y vicepresidente del Banco Central Europeo- son portadores, desde hace ya demasiado tiempo, de malas noticias. Esto es, vamos a pagar más. Y es que cada vez que aparecen Pelé y Melé -Chris y Luis para entendernos- en la ya de por sí endiablada actualidad informativa, a los hogares españoles hipotecados -que somos la mayoría- nos pegan otro recorte o hachazo inesperado al subir las cuotas hipotecarias. Lo sé, lo sé, que los tipos antes estaban a cero, que las cosas no están bien, que no haber comprado, haberlo pensado antes, que subir tipos es la mejor herramienta para luchar contra la inflación... bla, bla, bla.... Y me pregunto ¿que no se podrán hacer más cosas, medidas más eficaces, nuevas fórmulas que funcionen y que no ahoguen más a las familias? ¿Gestionar mejor la deuda, quizá?
La distancia y la falta de empatía que demuestra Lagarde -y en este capítulo aún es peor escuchar a de Guindos porque le entiendes perfectamente al no requerir de anestésica traducción- cada vez que anuncia y se pone a justificar sus decisiones es escalofriante. La imagino sentada en el asiento de su coche oficial. Parece que olvide que esas subidas de tipos de interés se traducen en cientos de euros menos de ingresos para el gasto corriente de las familias. Sería conveniente que sumaran nuevos métodos en su meritoria lucha contra la inflación. Los resultados por el momento son tan ineficaces que serían prescindibles en cualquier otro ámbito.
Frente a esta presión -que viene directa de Bruselas y que parece no tener tregua- tenemos el oasis fiscal valenciano. Por fin se reduce la presión sobre los hogares valencianos con dos bajadas de impuestos consecutivas en los primeros 70 días de gobierno de Carlos Mazón. Que no está nada mal. Y afecta a cosas tan relevantes como la eliminación del impuesto de sucesiones y donaciones o las desgravaciones fiscales para incentivar la práctica deportiva. Buenas noticias para nuestros bolsillos acosados por una crisis económica que no da tregua y que golpea a las familias cada vez con más fuerza. En breve conoceremos las prioridades del nuevo gobierno de Carlos Mazón en lo que serán sus primeros Presupuestos. Sus primeras decisiones en materia fiscal -puestas en marcha por la primera mujer consellera de Hacienda, Ruth Merino- es una buena declaración de intenciones. ¿No les parece?
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