Más agua. Una frase de sólo dos palabras y de sencilla sintaxis pero que, esconde tras de sí, el hercúleo esfuerzo de muchos para que, ... por fin, viera la luz el primer Pacto por la Albufera que se hizo público ayer.
Un acuerdo armado con acierto por la Generalitat, con la complicidad del Ayuntamiento y con la participación protagonista de una casta -no se asusten que es de las buenas- muy especial: la buena gente del mundo del agua.
Hombres y mujeres (aunque en menor medida) que viven de este recurso y que conviven entre nosotros por toda la Comunidad y que, una vez más, lo han vuelto a hacer. Nos han dado ejemplo de generosidad y compromiso dando un paso adelante para defender lo más nuestro.
Supone una garantía sin precedentes para la Albufera
Para los hombres del agua la palabra es ley. Cuesta mucho conseguir que te den la mano, pero si te la dan, puedes contar con la seguridad de que te acompañarán siempre. Van de cara y actúan con lealtad. Ahora se han unido para defender y proteger a la Albufera pero ya lo hicieron con el trasvase del Ebro y el Plan Hidrológico Nacional que se pudo plantear porque regantes catalanes, aragoneses y valencianos se pusieron de acuerdo. Después, hombres del agua alicantinos y valencianos hicieron posible lo imposible con el trasvase Júcar-Vinalopó, es decir, entre dos ríos valencianos. Un gran ejemplo de solidaridad hídrica entre dos cuencas con enormes carencias.
Y como no podía ser menos, ahora la gente del agua que trabaja en la Albufera -agricultores, regantes, usuarios- que tan acostumbrados están a sobrevivir en la adversidad, afrontando situaciones límite, apretándose el cinturón y declinando verbos como confiar o ceder como guías maestras de su comportamiento, hicieron público ayer su compromiso con el futuro del parque natural. Dar para recibir. Ceder en lo propio para beneficiar al conjunto. Sacrificarse por el bien de todos.
Así se comportan los hombres del agua de esta Comunidad porque gestionar un bien tan escaso y exigente como el agua requiere de caracteres excepcionales y la gente del agua, sin duda, lo es.
El acuerdo que ayer vio la luz en el Salón de Cortes del Palau de la Generalitat supone una garantía sin precedentes para la Albufera. Ha sido posible gracias a la suma de muchos esfuerzos individuales y colectivos cosidos con acierto por personas decididas a que, tras la Riada, la Albufera sea ese símbolo del espíritu de unión de los valencianos a favor de la reconstrucción. Raúl Mérida es el alma de este ejército unido que se puso ayer en pie para asegurar y ser custodia de la protección de nuestra Albufera.
Como viene defendiendo LAS PROVINCIAS desde hace ya varios años, es el momento de hacer justicia con la Albufera. Nuestra generación debe asumir este compromiso por el futuro de un ecosistema único en el mundo. Aún más por el papel estratégico de protección que nos brindó tras el peor tsunami medioambiental que hemos vivido en décadas. ¿No les parece?
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