La gran Riada de 2024
No creo que vuelva a tomarme a la ligera las previsiones meteorológicas y las amenazas de Danas o lluvias torrenciales con las que convivimos tan ... habitualmente. Que son tan frecuentes e impredecibles. Lo reconozco, hasta la gran Riada del pasado 29 de octubre -incluso ese mismo día- asumía las necesarias precauciones frente a una DANA con la boca pequeña. Con la costumbre y cierta rutina de que lo normal, para los de aquí, es cohabitar con esta amenaza, criados entre soportales con maderas como arma para protegerlos de las lluvias y con un río sobre un cauce corregido.
Antes solía pensar que nunca iba a ser para tanto e incluso que los hombres del tiempo no daban una, que sus previsiones meteorológicas podrían estar equivocadas. Hasta con demasiada frecuencia, pensaba soberbia de mí. Que desde los tiempos de José Antonio Maldonado -salvo el gran Roberto Brasero- los expertos ya no aciertan mucho y, que total, qué riesgo va a haber si salgo un momento con el coche a comprar algo fresco para la cena. «¿Que va a pasar? Si es sólo cuestión de 10 minutos...». O pido a mi hijo que vaya a por el pan.
La costumbre de saberme afortunada por vivir en uno de los mejores lugares del mundo hace que baje la guardia y que me olvide de que, exactamente por eso, es un espacio rodeado de barrancos hacia al mar, donde jamás aprenderá a llover, ni se podrá domesticar del todo el camino que deciden tomar sus precipitaciones.
Antes solía pensar que nunca iba a ser para tanto e incluso que los hombres del tiempo no daban una
Reconozco mi enorme error y entono avergonzada mi particular mea culpa. Por si sirve de algo en este clima tan extraño que se ha instalado donde no se sabe muy bien porqué no se eleva un poco más la mirada y se permite a todas las instituciones y las personas que las componen -a todas independientemente del signo político que las gobierne- trabajar conjuntamente en lo único que es realmente importante ahora: ayudar a las personas. Ya vendrán otros tiempos de esta enorme catástrofe.
No me importa si a Pedro Sánchez la Riada le pilló en la India o a la ministra Teresa Ribera en Europa porque se prepara para ser Comisaria. Tampoco con quién comió el presidente Mazón. Es irrelevante. Por cierto, sirva la presente para mandar un mensaje de apoyo y respeto profesional para Maribel Vilaplana que cuenta con una trayectoria periodística envidiable. Lamento dejarme llevar por mi lado peleón -que se reivindica en momentos de un ruidoso silencio del feminismo oficialista- pero creo que otro gallo cantaría si hubiera comido con un periodista llamado Carlos o Manolo. El debate sería otro. Pero eso tampoco es relevante ahora.
Como decía, es el momento de la unidad y de la ayuda a las personas que lo necesitan. No hay otra actitud válida. Mañana jueves se avecina, dicen, la amenaza de otra DANA que se acerca hacia nuestra Comunidad y que ya estamos viviendo de otra manera. ¿No les parece?
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