No sé cuándo será ni el alcance que tendrá pero estamos a puertas de una nueva crisis en el gobierno de España. La segunda cuando ... todavía no ha cumplido su primer año de vida. Aunque sea una minicrisis cantada (como lo fue con la salida de Calviño y la llegada del ministro Cuerpo a Economía) la estructura del gobierno de Sánchez está ahora más pendiente del chau chau de los movimientos que se puedan desencadenar que de gobernar.
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La inminente salida del gobierno de Ribera (ojo al galimatías incomprensible para cualquier persona normal) -recuerdan, la que fue cabeza de lista del PSOE en las elecciones europeas para convertirse en europarlamentaria pero que, finalmente, no va a recoger su acta y que según todo apunta si que se convertirá en comisaria europea- es sólo cuestión de semanas.
Si su salida provocará más cambios o no sólo lo sabe Sánchez, pero llegada la hora, como al final del curso escolar, le tocará recoger sus notas. Y a la ministra de Transición Ecológica se le acumulan tanto faltas como ausencias y tendrá que aplicarse mucho, más todavía si cabe, si no quiere llegar con asignaturas suspendidas al nuevo cargo de ministra europea (o comisaria) al que aspira. O al menos se le debería exigir, si realmente quiere promocionar en Europa.
Para lograrlo, no le queda otra que emular las estrategias propias del mal estudiante que lo deja todo para el final. Ya saben: más horas de estudio para conseguir resultados efectivos, algo de peloteo al profesor, copiarse del compañero empollón y hacerse unas cuantas chuletas. Trasladado a la ministra Ribera: cumplir con el agua que ha de llegar al Segura desde el Tajo sin remilgos (más codos); hacer efectiva la llegada de los 20 hm3 agua a La Albufera y no la escalada más imaginaria que real desde los 2 hasta los 100 hm3 que se ha llegado a decir (peloteo al profesor); asegurarse de invertir en la Capitalidad Verde Europea (como han hecho en Barcelona, por ejemplo, con eventos de menor entidad por mucho que sea como el compañero empollón). Por último, y por eso de las chuletas, debería asegurarse de llevar todo lo aprendido por escrito para cuando le toque ejercer sobre todo lo verde desde Bruselas.
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Lo que ya no tiene arreglo son sus ausencias. La primera en la jornada en defensa de la Albufera organizada por LAS PROVINCIAS. Pese a que participó la delegada del gobierno -sin capacidad real en competencias más allá de cuestiones de seguridad e inmigración- ¿dónde estaba la ministra? Según su agenda sólo tenía una entrevista en 'Al rojo vivo'. ¿De verdad?
Otra ausencia notable fue la de ayer, salvo sorpresa inesperada atendiendo a lo publicado en la web, participó en la entrega de los 'III premios Archiletras de la Lengua' en Madrid. ¿No hubiera sido mejor venir a la inauguración de la Semana Europea de Ciudades por el Clima? Sin duda. Y más para alguien que aspira a ostentar el cargo de comisaria Europea en estas materias. ¿No les parece?
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