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Será consecuencia del pésimo aroma político que se respira y se ha instalado en este país para invadirlo todo -y de paso, desnaturalizarlo- pero de ... repente, llegan estos días de la mujer tan inspirados por Irene Montero, que me sorprendo extrañada entonando, en un susurro, mi particular versión de la canción de Burning cuando cantaba aquello de «qué hace una chica como tú en un día (sitio) como éste». Y eso mismo me pregunto observando el jaleo feminista con tanta política de por medio.
¿Imaginan cómo estarían las calles de este país si Irene Montero y sus chicas estuvieran en la oposición y conviviéramos con cientos de agresores sexuales en libertad gracias a una pifia legislativa hecha por el PP? Pongan a Manuela Carmena donde está Ramón Tamames y a Podemos donde está Vox y dejen en el mismo puesto al PSOE y a Pedro Sánchez haciendo de bombero torero en ambas coyunturas.
Pero a lo que iba, tal y como nos están dejando las cosas, pasa que a muchas mujeres nos cuesta encontrar hueco en este adoctrinamiento imperante que dice cómo ser feminista -y cómo no- como si sólo -con tilde- existiera una única forma de ejercer, sentir y serlo. No digo yo que no falten batallas pero hay muchas maneras, otros modos, ideas diferentes y luchas nuevas más allá de las soflamas oficialistas.
Prefiero seguir entonando la canción del principio, y buscando buscando, he encontrado a mi mujer fatal del momento inspiradora y posible mártir por la causa. Se trata de la protagonista de la última tormenta política en Reino Unido provocada por el nombramiento de Sue Gray. Les confieso que estoy atrapada con la trayectoria de esta mujer -hasta hace pocos días alta funcionaria- por cuyas manos han pasado los casos más escabrosos, las investigaciones internas por posibles corrupciones, conflictos de interés o debates éticos que se han planteado sobre las personalidades políticas inglesas de la última década. Ella fue quien elaboró el informe que precipitó la dimisión del antiguo primer ministro Boris Johnson por las fiestas que montaron en Downing Street durante la pandemia. Y no ha sido la primera vez. En su haber acumula la caída de varios ministros y, sin duda, es una mujer que acumula mucha información -esto es, poder- y parece saber todas esas cosas que nadie quiere que se sepan.
Y es que Grey ha decidido dar el salto a la política y aceptar el puesto que le ha ofrecido el actual líder de la oposición. Keir Rodney, que la ha fichado como su directora de gabinete. Esto es, en idioma político, su número dos de facto. Todas las encuestas vaticinan un vuelco electoral a su favor a finales de 2024. Y se preguntarán ¿qué ha hecho el actual gobierno? Intentar impedir su nombramiento a toda costa. Veremos cómo se resuelve este asunto pero, coincidirán conmigo, que si en vez de Sue (mujer) fuera John (hombre) esta tormenta ni siquiera se hubiera producido. Y aunque yo me siento una extraterrestre de otro planeta incapaz de sintonizar con la frecuencia podemita y su universo mujer, es evidente que aún nos queda mucho por hacer. ¡Feliz día!
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