Directo Un agraciado gana 192.883,96 euros con el Gordo de la Primitiva de este domingo en un municipio de 3.000 habitantes

El ambiente político en España resulta irrespirable y la solución está sólo en manos de quién ha provocado el problema: Pedro Sánchez. La culpa no ... la tiene Cataluña, ni los catalanes. Los responsables directos no están en Junts o en ERC. Ellos han sido claros, transparentes y consecuentes desde el principio, porque lo que ahora piden, es lo que siempre han exigido y como tal se presentaron a las elecciones. El que no nos dijo toda la verdad fue Sánchez. Dijo una cosa y ahora está haciendo la contraria.

Publicidad

Sánchez sí que tiene otro remedio. Puede decir no a la amnistía, frenar esta situación -que en nada ayuda a la convivencia del país- y convocar de nuevo las elecciones. Es la única manera de recuperar la legitimidad de la que ahora carece. Los españoles deberíamos tener la oportunidad de volver a votar, sabiendo a lo que vamos, en una convocatoria que en la práctica sería como un referéndum sobre la amnistía. Y puede que hasta el resultado le sea favorable. Porque el malestar general hoy, no radica tanto en el fondo sino en las formas que conducen a la desigualdad entre españoles, el momento vinculado a su investidura y la ausencia cierta de límites.

Se respira una sensación generalizada que apesta a imposición. Como que nos quieren hacer tragar a todos -incluyendo a muchos socialistas y no sólo a los de la vieja guardia que se han sentido engañados ante el trampantojo de consulta a las bases- la claudicación cierta del estado de derecho para conseguir una nueva investidura. ¿Dónde está escrito que tenga que ser él, si o si, si ni siquiera ha ganado las elecciones? La mayoría de los españoles pueden querer un gobierno progresista pero con los datos en la mano, elección tras elección, lo que no quieren es un gobierno dominado y condicionado por los nacionalistas. Digamos no, como escribía ayer en este periódico el catedrático de Derecho Constitucional y presidente de la Fundación Broseta, Vicente Garrido.

Dejar actuar a la justicia, por muy lenta y desesperante que pueda parecer, es el mejor camino para quien es y se siente inocente. El atajo de la amnistía debería ser rotundamente rechazado, en primer lugar, por todos los que ahora quieren acogerse a ella. Y van por más de cuatrocientos imputados y todo antes de incorporar a su relato ese nuevo palabro 'lawfare' o guerra judicial que nos vamos a hartar de escuchar.

Publicidad

Los que vivimos y hemos crecido aqui hemos acertado a esquivar, con más o menos tino, la inevitable influencia vecinal provocada por esa corriente modernista que viene potentemente subvencionada desde el mismo corazón de Cataluña. Tradicionalmente eso ha provocado reacciones diversas: desde la sumisión más vergonzante, al rechazo más visceral pero también la admiración -de igual a igual- de una comunidad autónoma potente, fuerte, abierta y capaz, virtudes que, por cierto, nuestra tierra valenciana también va muy cargada.

Y vuelvo al principio. El problema no es Cataluña es Pedro Sánchez que parece no haber leído lo que dejó escrito Julián Marías, con acierto: «No hay que intentar contentar a los que no se van a contentar». Y que además luego siempre querrán más cosas. ¿No les parece?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€

Publicidad