Urgente La Lotería Nacional del sábado deja el primer premio en un popular municipio valenciano y otras cinco localidades

Hay una curiosa coincidencia que aprovecho para 'Andando y Viendo' relacionada con el número 47 y cómo enfrentar las dificultades. La primera es la historia ... que cuenta la película 'El 47' sobre la personal batalla de un conductor de autobús de la Barcelona de los 70 para conseguir que el transporte urbano llegara a su barrio en las afueras de aquella incipiente ciudad. Está todavía en cartelera aunque ya se puede ver en alguna plataforma. Si pueden, no se la pierdan. Dirigida por Marcel Barrena narra la incansable pelea de un particular para conseguir algo tan básico como el derecho a un transporte público. Es el relato de una pequeña pero enorme victoria por la dignidad, y, así contada, reconcilia a cualquiera con la capacidad real que tenemos todos de cambiar las cosas y de enfrentarnos a las injusticias. Del valor de las personas.

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Pensaba yo en lo que debió ser la historia real y la vida de Manolo Vital -este conductor de la línea 47 en el que se inspira la película- cuando de fondo sonaba en el informativo la toma de posesión del nuevo mandato presidencial de Donald Trump que, casualmente, también es el número 47, aunque antes fue el 45. ¿En cuál de los dos mandatos será Trump más Trump? Veremos.

Volviendo al número 47 y en este caso a su ceremonía de investidura, parece que el inamovible sombrero de Melania Trump concentró buena parte de la atención de muchos. «Ni tocar-me-lo» parecía decir con el rictus la renovada primera dama con el pedacito de cara que apenas se dejaba ver. Un gesto que mandaba mucho -con órdenes cortas y claras- tanto que hasta pudo torcer la voluntad de besarla del Trump más envalentonado que, no le quedó otra, que frenar en seco sus intenciones. Así que Melania se quedó sin beso y el 47 presidente de los Estados Unidos, supuestamente todopoderoso -para todo menos para estas cuestiones domésticas de besos y tal- se quedó como muerto y como si toda la circunferencia de esa elegantona visera desprendiera el peor de los venenos.

Aparcado el sombrero, seguro que tampoco les pasó desapercibido el pedazo rotulador color-negro-estabilobos-indeleble del grosor de mi muñeca que eligió el 47 para rubricar sus primeras decisiones. Para que lo vean todos porque -debió pensar- esto es firmar y lo demás son tonterías.

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Pero vistos algunos de las detalles superficiales de la puesta en escena, para mi lo más sorprendente del nuevo universo Trump, ha sido cómo se ha ido Joe Biden. Firmando indultos preventivos o 'por si acaso' pasa algo, protegiendo así no sólo a su círculo personal más cercano, sino también a cargos afines o amigos del ex presidente. Para mi, es una figura inédita esta de indultar sin acusación ni condena previa y una manera muy reveladora de hacer frente a lo que pueda venir (aunque no venga) que evidencia un clima de desconfianza nada alentador en una de las principales potencias mundiales. ¿No les parece?

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