Directo Sigue el minuto a minuto del superdomingo fallero

A Pedro Sánchez se le ve mucho más cómodo ejerciendo de secretario general del PSOE -donde domina, manda y ejerce su poder omnipotente sin asomo ... de rebeldía- que haciendo de presidente del gobierno de España donde hace, con mucha dificultad, lo que buenamente le dejan. Le pasaría a cualquiera. No hay más que verle en un mitin.

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Y es que no es el mismo tormento el que le ocasiona Carles Puigdemont -con el mando a distancia puesto desde Bruselas o en los cutre hoteles suizos queriendo teledirigir las decisiones de todo un gobierno, que el que le brindan -ocasionalmente- Alfonso Guerra o Felipe González ejerciendo de exigentes guardianes de las esencias del auténtico socialismo. Claro que en poco se parece el mundo de las ideas y las grandes teorías progresistas, con el lado más cochino de la política que vivimos en la actualidad, donde se reparten injustamente los dineros de todos para cumplir las exigencias de unos pocos tras un turbio chantaje. Me pregunto cuántas cosas cambiaría Pedro Sánchez si pudiera volver atrás.

El tema es que no está cómodo ejerciendo de presidente del ejecutivo porque entre unas cosas y otras, entre sus socios de dentro y los de fuera, no le dejan gobernar. Vive en un equilibrio tan precario que ni tan siquiera ha podido aprobar los presupuestos generales del Estado que es lo mínimo imprescindible para poder funcionar. Como para un niño aprobar la enseñanza superior obligatoria. Pues igual.

Así que con la ESO suspendida e influido por 'malas compañías' (que diría mi abuela) es mucho más difícil acertar. Sólo así se entiende que un año más haya plantado a Las Fallas, una cita que debería ser inexcusable para cualquier presidente del Gobierno de España. Antes, cuando aspiraba a ser secretario general, Koldo conducía su coche y su principal asesor era José Luis Ábalos -allá en el 2015 y 2016- si se dejaba ver pisando la calle para visitar algunas fallas ilustres. Eran otros tiempos.

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En estos y ahora si, como secretario general del PSOE, aterrizará en nuestra Comunidad dentro de unos días para asistir al Congreso del PSPV que se celebra en Benicasim. Viene, como es lógico, a dar merecido respaldo a quien es su candidata y además compañera de gobierno, la ministra Diana Morant.

Para quienes nos gusta la política hay pocos episodios tan interesantes como la celebración de los congresos orgánicos. Gracias a la democracia interna pasará lo que todos ya sabemos que pasará. Morant será elegida nueva lideresa. Empezará así una nueva etapa en la que por primera vez habrá una mujer al frente del PSPV. Como lo fue Isabel Bonig en el PP tras Paco Camps y antes de Carlos Mazón. Quién sabe lo que le deparará el futuro y si será, o no, la primera presidenta de la Generalitat dentro de unos cuantos años. O si por el contrario, el elegido/a se encuentre entre los derrotados/as de este congreso. ¿Perder ahora para ganar después? O ¿será al revés? No hay victoria sin derrota. Al tiempo. ¿No les parece?

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