Urgente Un accidente en la A-7 provoca varios kilómetros de atascos sentido Alicante
El estado de la educación

Consulta para decidir

La Conselleria ya tiene borrador para la consulta que decidirá la lengua vehicular para cada curso. Las familias decidirán... y elegirán si coinciden con la mayoría

Martes, 22 de octubre 2024, 00:02

Supongo que daría para una tesis doctoral establecer las diferencias y los matices entre los verbos decidir y elegir. Si atendemos al diccionario, decidir es determinar el resultado de algo, mientras que elegir es escoger o preferir algo para un fin. Cierto es que elegir ... tiene una acepción democrática que significa nombrar a alguien por elección para un cargo, y posiblemente por eso nos confundamos. Así, seguimos hablando de la libertad de elección -de centro, de lengua, etcétera-, pero la novedad que instaura la llamada Ley de Libertad Educativa es la libertad de decisión en materia lingüística.

Publicidad

La distinción es notable porque si no en democracia nos llevamos disgustos. Sí, nos preguntan en las elecciones, pero hay que reconocer que muchas veces no nos hacen caso. Sigo tirando de ironía, pero me juego lo que sea a que por usted, lector, o Sánchez o Mazón no ocuparían su cargo, o acaso ninguno de los dos, si estuviera en su mano. Lo que pasa es que sumamos decisiones y quien más arrambla, manda.

Mutatis mutandis, en el sistema educativo las familias a veces eligen a veces deciden, y es muy satisfactorio cuando coincide. Pero no siempre pasa. Y, curiosamente, las familias eligen más cuando menos deciden que es la elección de colegio. Ahí, los padres pintan poco en la planificación, eliminada de la ley el concepto de «demanda social», y solo pueden aspirar a que la Conselleria les amplíe opciones, como el distrito único, para señalar su opción.

En cambio, en la jornada escolar y ahora con la consulta sobre la lengua que plantea la Conselleria, las familias deciden, sí, pero no todas elegirán si no coinciden con la mayoría o superan el porcentaje mínimo de garantía establecido para la lengua vehicular de la segunda unidad. Es decir, que puedes decidir una lengua, pero quizás el resultado te impida elegirla. Lo mismo sucede con la jornada continua: usted, padre o madre, puede votar y si está con la mayoría, podrá elegir lo que ha decidido, o su única elección será cambiar o no de colegio.

Publicidad

La Ley de Libertad Educativa consigue lo que quiere que es que las familias decidan la planificación lingüística del sistema educativo. Es decir, la consulta será determinante y no el programa que decida el claustro. Sí, puede darse que haya estratos lingüísticos como las franjas que se adivinan en la montaña que distinguen las diferentes épocas geológicas. Un curso podrá darse en castellano y en valenciano el siguiente. Eso sí, cada quinta arrastrará su lengua vehicular durante la escolarización. Menos mal.

Es algo lioso, pero si atendemos a la escasa diferencia horaria entre una lengua y otra, seguro que se lograrán modelos de optimización que no trastoque demasiado las programaciones, los libros de texto y al profesorado.

Publicidad

No obstante, que la nueva norma garantice que decidan las familias no es lo mismo, aunque se acerque, a que elijan, que es el trampantojo por el que ya hemos pasado con el proceso de la jornada continua. La elección -de centro, de jornada, de lengua- es individual, familiar, una decisión de unos padres para sus hijos y en la medida en que eso se acerca, la libertad educativa es más real y completa.

Un riesgo: ya hubo un intento de consulta de la que nunca se supo, aunque se intuyó, su escasa participación. Imaginen cuántos no elegirán y, por no votar, tampoco decidirán. Y ya saben, lo de abstenerse nunca ha detenido a nadie para quejarse, sea en el bar de política, o del colegio en el patio. Y de repente nos preguntaremos cómo ha ganado tal opción y no otras si todos parecen criticarla y renegar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad