Menos filósofos que informáticos
Hay menos candidatos de Filosofía o Latín en las oposiciones que de Informática o Matemáticas, pese a la carestía de profesionales STEM en la docencia
En las oposiciones docentes, que comenzarán el 24 de mayo, hay 355 especialistas en Filosofía inscritos; para Informática, se han apuntado 385. La especialidad de ... Secundaria con menos candidatos es Latín (148 personas), aunque su ratio por plaza es mayor simplemente porque se convocan menos vacantes. Vaya, así que la carestía de graduados en nuestra escuela está en las Humanidades más clásicas, contradiciendo el mantra de que la escuela ya no es atractiva para los profesionales STEM que encuentran mejores ofertas laborales en el mercado. Para Matemáticas hay 1.107 aspirantes, casi ocho veces más que en Latín.
Ésta es una de las curiosidades que se extrae de la comparativa de inscritos en las oposiciones por especialidades, en la que las asignaturas «clásicas», especialmente las lingüísticas (Castellano, Valenciano e incluso Inglés) obtienen las ratios más bajas, fundamentalmente porque son las que acaparan mayor número de plazas.
La curiosidad citada no desmiente la atracción del mercado para los especialistas científicos y tecnológicos. Aquí también se esconde que son especialidades a las que se pueden optar desde mayor variedad de estudios que para Latín o Filosofía. No obstante, sí demuestra que la función pública sigue siendo atractiva para muchos profesionales, por muy a la ola que estén esos estudios en cuanto a su empleabilidad. La docencia, de entrada, es una carrera profesional atractiva. Otro debate es si las actuales condiciones, a la larga, queman más o menos a los que se dedican a ello. Está claro que superar la oposición no es lo mismo que acceder por bolsa de empleo a puestos provisionales y a veces con horario parcial, que son los puestos que la Conselleria tiene dificultades para cubrir.
La Conselleria ha adelantado las fechas con el objetivo de adelantar todos los procedimientos de provisión de puestos habituales en verano y así evitar a toda costa lo que se encontró -y se le montó- su primer año de mandato. Recordarán que las adjudicaciones llegaron más tarde que nunca. Evitar esto, insisto, es la causa de que las oposiciones sean en mayo. La desventaja: esta convocatoria siempre tiene un efecto en las aulas, docentes que cogen días para prepararlas, y que sea para final de curso puede tener un impacto negativo.
En cualquier caso, pese a los procesos de estabilización, la volatilidad de las plantillas sigue siendo un problema en la escuela y, en general, en la función pública, donde todavía el porcentaje de interinos es demasiado elevado. Y el agravante que estos procesos de estabilización han barajado equipos en muchas consellerias, lo que ha supuesto pérdida de experiencia y seguimiento en muchos proyectos y servicios de la Administración hasta que el personal se haga a sus nuevos destinos.
Más allá, por tanto, de esta convocatoria, soy crítico con el modelo de acceso en general, y en concreto para la docencia, en cuanto a que no traslada con eficacia la estabilidad laboral del empleado al servicio público. Los movimientos de plantilla en cualquier instituto son mayores que en otro tipo de centros, pese a las ventajas en cuanto a la estabilidad del destino que proporciona la condición de funcionario.
No se trata de buscar una situación de suma cero, es decir, que tenga que perder el docente para que gane el sistema, sino de evitarla. De encontrar nuevas recompensas y procedimientos que creen intereses comunes para el empleado y el empleador y, en definitiva, para el alumnado. Quizás sea un buen momento ahora que los sindicatos acrecientan la presión para la mejora de las condiciones laborales docentes.
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