La Conselleria de Educación ha propuesto que el alumnado afectado por la DANA realice la Selectividad un mes más tarde para no ser perjudicado por las horas lectivas que no se han impartido. Si no se opusiera a estas pruebas de por sí, entiendo que ... el Sindicato de Estudiantes también reclamará algo similar tras su huelga de dos semanas que ha pretendido vaciar el resto de clases valencianas que sí podían acudir al centro. Damos por supuesto tantas cosas que cuando las perdemos, como que el agua discurra al abrir un grifo, se nos trastoca nuestro mundo. Por eso me parece una frivolidad la huelga estudiantil que pretende lastimar al político dándole la patada al alumnado: «Mientras nuestros compañeros y compañeras no tienen institutos a los que ir, ni hospitales donde curarse, ni casas donde dormir, no vamos a volver a las clases», despotricaba la convocatoria.
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Si durante estas semanas la juventud nos ha dado una lección de solidaridad, el Sindicato de Estudiantes se suma a la lista de pretendientes de dicha juventud cuyas acciones solidarias han sido más una acción publicitaria que una generosidad auténtica. No hay problema, porque han sido las manos y no las intenciones las que han retirado el lodo, pero en las redes sociales han pululado los personajes reclamando una especie de derecho a ayudar, exigiendo para sí los medios que necesitaban los que debían ser ayudados.
La voluntad de servicio público muestra su cara más responsable en medio de las crisis, ¿o alguien esperaba una huelga de bomberos durante la DANA, o de sanitarios en los días del confinamiento? Precisamente de nuevo el esfuerzo de los docentes ha permitido amortiguar el impacto de la pérdida de las clases con la vuelta de las sesiones virtuales.
No se trata de acotar el derecho a la protesta ¡Ni mucho menos! De hecho, la autodenominada Plataforma en Defensa de la Escuela Pública ya ha convocado una manifestación para el próximo sábado. Sábado, día no lectivo, y no el desprecio académico de hacer dos semanas de huelga.
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La clase, la hora lectiva, es todavía el espacio-tiempo del aprendizaje y la enseñanza. Es el lugar y es el momento en el que interactúan docente y discente y menospreciar eso es reducir la escuela a una guardería. La calidad de ese tiempo es la medida de la escuela y el objetivo del profesorado es que esa hora lectiva sea significativa para el aprendizaje.
Pierde hasta brillo la reivindicación de que la Conselleria ponga todos los medios para reabrir los centros afectados cuando los Estudiantes defienden cerrar dos semanas el resto ¿Para qué un instituto si no alberga clases? Para ir a ayudar, argumentaron, si bien la generalización perdía fuelle a medida que aumentaba la distancia con Paiporta, Catarroja, Sedaví...
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Más ágil y sensata la cobertura jurídica que la Dirección General de FP ha dado al voluntariado del alumnado en la zona afectada, de tal manera con la supervisión de un tutor los estudiantes de ciclos de emergencias, oficios y servicios a la comunidad esta ayuda a las tareas de reconstrucción contará como horas de prácticas.
Las familias y los escolares de las poblaciones afectadas por la DANA se enfrentan a semanas de privaciones; entre ellas, a quedarse sin clase. El afán debe estar en reabrir institutos y no en cerrarlos.
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Cuando la juventud valenciana ha dado una lección a toda la sociedad por su proactividad solidaria, los que se arrogan la representación de los estudiantes estaban para la gresca y el señalamiento de culpables ¡Anda, la misma sensación que han tenido tantos y tantos adultos con sus políticos!
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