MARTA MORAS
El estado de la educación

La institucionalización de la infancia

La inversión anunciada por el presidente Carlos Mazón en el primer ciclo de Infantil es una medida educativa positiva, aunque favorece un modelo familiar de desapego precoz

Lunes, 15 de abril 2024, 23:58

Con la gratuidad del cero a tres años anunciada ayer por el presidente de la Generalitat Valenciana Carlos Mazón culmina la institucionalización de la infancia que se completa con los permisos de paternidad y maternidad ampliados para esos primeros meses de vida. El aumento de ... las excedencias laborales o las reducciones horarias surfea la realidad familiar y es que cada una se apaña como bien puede. O echa mano de los abuelos o ajusta su empleo a la logística doméstica. La gratuidad anunciada derriba estos dilemas prácticos, si bien queda para los padres el drama de despegarse de su bebé tan temprano.

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Es el modelo de sociedad que hemos escogido como respuesta a la incorporación de la mujer al empleo, un modelo basado en la extensión de la red escolar en territorio y en etapas educativas. La desmaternidad y la despaternidad temprana a favor de la carrera profesional, si bien, para matizar correcto, en estos últimos años también ha habido un incremento de las bajas por nacimiento para hombres y mujeres.

La gratuidad de la etapa, obviamente, también trae sus ventajas. Por ejemplo, la llamada estimulación temprana para los niños y niñas es muy positiva, sobre todo para aquellos que viven en familias donde no reciben estos estímulos. Sí, también un sesgo sociocultural por el cual para unas familias es buena la escolarización más tardía y para otras, más precoz, aunque la realidad es que acuden más a ella aquellas familias que sí proporcionan una adecuada alternativa. Dicho esto en lo individual, en lo general la escolarización adelantada, al menos a los dos años, proporciona un beneficio público importante, especialmente beneficioso para los alumnos de familias de entornos vulnerables. Es una de las principales medidas de equidad educativa y, por tanto, social.

También es bueno para la incorporación de las personas al mercado laboral, pues los padres tienen una alternativa al cuidado por parte de los abuelos, una opción que ahora no queda limitada por su capacidad económica. Por tanto, también es bueno para las empresas, en cuanto a la productividad, que el cuidado de los hijos de sus trabajadores lo pague la Administración.

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La medida anunciada por la Generalitat es, por supuesto, positiva para el sistema educativo porque supone doblar la inversión presupuestaria en este primer ciclo de Infantil con una novedad notable: se subvencionará a la escuela infantil y no directamente a la familia. Esto supone una doble ventaja, agilidad de gestión y estabilidad del sistema aunque, insisto, es una muestra más de la institucionalización de la infancia. El sistema fagocita al individuo.

Por el contrario, la flexibilización de la matrícula es una propuesta acertada en cuanto a que el absentismo en la etapa es real y la reserva de plaza por todo el curso bloquea el acceso a otros sin asistencia real y continua. Porque éste es el otro reto educativo, convencer a las familias de la utilidad educativa de esta escolarización temprana, no vaya a ser que se subvencionen plazas que no sean utilizadas, lo que limitaría la eficacia de la inversión.

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Debatiendo con pedagogos y psicólogos el anuncio de Carlos Mazón, entendí detectar la aprobación de la medida por parte de los primeros y las reservas por parte de los segundos, más escépticos con que las ventajas sobre el aprendizaje valgan la pena a costa de carcomer el apego tan al inicio. Está claro que la medida aprobada por la Generalitat Valenciana para el próximo curso facilita a las familias tener hijos... si asumimos que el nuevo estereotipo de referencia sea la antigua paternidad.

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