Secciones
Servicios
Destacamos
Se acerca el primer proceso de admisión de la etapa de Rovira, ahora cuando terminen las Pascuas y la Conselleria publique a tiempo -espera- la nueva normativa. El distrito único, la elección de más centros y la nueva baremación son las novedades como enumeraba ayer ... Las Provincias. También, porque es el factor esencial, la bajada de natalidad. Que haya menos niños plantea dos retos importantes para el sistema educativo: su justificación presupuestaria y su relevancia política. No obstante, para lo que estamos hablando, la falta de hijos aumenta las opciones de elección. Es la clave, de hecho: cuando hay más oferta que demanda uno no tiene ningún impedimento para elegir colegio.
Por esta bajada de natalidad, la realidad escolar del nuevo gobierno del PP no es la misma que la que dejó en 2015. Por tanto, la recuperación de una legislación similar no es vivida del mismo modo. Los centros, ahora, están más pendientes de cómo será el Arreglo Escolar, es decir, la planificación de la oferta para el próximo curso, que del distrito único. Hasta la crítica sobre la nueva puntuación del baremo parece de oficio, porque la batalla real está en qué unidades se mantendrán y cuáles no. Ahora la realidad del sistema escolar, en las etapas tempranas, es gestionar su contracción, para lo cual el Botánico lo basaba en la reducción de la ratio por municipios y habrá que ver qué plantea ahora la Conselleria.
La principal ventaja de la recuperación del concepto de libertad de elección quizás no sea práctica, como se observa, sino conceptual: la política nos recuerda que la responsabilidad de educar sigue en los padres. Parece una tontería, pero esta idea se deteriora bajo dos tensiones: la estatalización escolar y la desestructuración familiar. Llega a ponerse en duda, incluso, que los padres transmitan valores y que dejen esta labor al Estado, al igual que hay quien pone nombres neutros a sus hijos para no condicionales su futura identidad de género. Como si la paternidad o maternidad fuera una responsabilidad estatal delegada, y no al contrario.
Bienvenida, por tanto, la recuperación por parte de los actuales responsables de la Administración autonómica de la libertad de elección como idea pública, porque la decisión de la escolarización de un hijo es también educar. Soy de la teoría de que hay un consenso mayúsculo entre todos los padres, una coincidencia general de defender nuestra libertad y responsabilidad a la hora de educar y cuidar a nuestros hijos. La discrepancia es sobre decir a los demás qué tienen que hacer, y ahí cada día son más los que se encuentran a gusto con un Estado que sume competencias al respecto. No es que muchas familias se opongan a la libertad de elección de centro, sino que su principal criterio es el de cercanía y no entienden que el criterio de otros, por el distrito único, pueda dejar fuera al suyo. O que esa mayoría que no tiene hijos, cuya solidaridad, hay que reconocer, también sustenta el sistema educativo, diga a las familias dónde deben estudiar los niños.
La libertad educativa es la garante de la pluralidad democrática, no nos olvidemos, y la elección del colegio incide en la vida social y académica de nuestros hijos. Es muy bueno recordar esto a las familias aunque recopilar cierta legislación no tenga el impacto que en su día tuvo. Hay que rebatir la tendencia neoprogresista de decir a los demás qué tienen que hacer, cómo tienen que educar, abonando la idea de que cuanto más eduque la familia más desigualdad genera. Primero como ideología partidista y luego de manera coercitiva desde el Estado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.