Borrar
Urgente El precio de la luz se dispara este lunes con la nueva tarifa: las horas desorbitadas para enchufar los electrodomésticos
J.L.BORT
Los antichiringuitos acabaron dirigiendo chiringuitos
Belvedere

Los antichiringuitos acabaron dirigiendo chiringuitos

También los anticasta se hicieron casta. La llamada 'nueva política' ha sido engullida por lo que denunció

Pablo Salazar

Valencia

Lunes, 3 de marzo 2025, 23:57

Venían a acabar con «la casta» pero se acabaron haciendo casta. Y así, con tan sencilla y patética transformación, finalizó su recorrido. Ahora, de los ... creadores de «vamos a terminar con los chiringuitos» nos llega un giro de guión consistente en que un concejal de Vox es suspendido como afiliado de su partido por las sospechas acerca de una adjudicación de un contrato público de Valencia activa al Instituto Mediterráneo de Desarrollo Sostenible (Imedes). ¿Y qué es Valencia activa?, se deben de estar preguntando (yo también). Acudamos a la web de la Corporación local: «Surge con el objetivo de coordinar las estructuras existentes en el Ayuntamiento de València en materia de desarrollo económico y empleo». Blanco y en botella, chi-rin-gui-to. Es el problema de los partidos antisistema, que caen víctimas de sus contradicciones. ¿Puede ser Vox una formación antiautonomías y, al mismo tiempo, estar presente en los parlamentos regionales porque así lo han decidido los electores? (Y porque ellos se han presentado). Hablo de diputados pero también de asesores, con el gasto que eso supone. Como poco, genera dudas. ¿Puede la pareja Iglesias-Montero hacer carrera política con su denuncia de «la casta» para acabar viviendo en un casoplón de Galapagar y cobrando un magnífico sueldo en el Parlamento europeo, ella, y unos no menos generosos ingresos como tertuliano/profesor/empresarios de medios y de tabernas revolucionarias, él? No parece muy coherente. Lo peor de todo, lo más frustrante, es que parte de su discurso, del diagnóstico de los males que afligen a la sociedad y a la política española, es acertado, va en el buen camino. Porque no hay más que ver la cantidad de empresas públicas, organismos y fundaciones que dependen del Ayuntamiento de Valencia o de la Generalitat o del Gobierno central para darse cuenta de que, en efecto, hay un exceso de chiringuitos. Muchos de ellos alimentan y engordan a empresas, gabinetes y particulares que hacen fortuna a partir de contrataciones con menos garantías. Sobran cargos, oficinas, cursos on line, seminarios, jornadas, libros blancos, premios, subvenciones... El problema es que al igual que quien venía a acabar con la casta se ha hecho casta, los que prometieron derribar chiringuitos se integraron en ellos. Si hubiera querido ser coherente con el programa de su partido, Juan Manuel Badenas debería haber dado la puntilla a Valencia activa. O al menos, no haber empleado sus recursos. Aunque vistas sus amistades peligrosas, que lo han acabado condenando, tampoco es cuestión de pedir milagros a quien no puede realizarlos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Los antichiringuitos acabaron dirigiendo chiringuitos