En la España de Pedro Sánchez hay Lamborghinis circulando a todas horas por los barrios ricos, habitados por malvados votantes del PP y de Vox, Cayetanos todos ellos. La realidad es que en 2023 se matricularon 22 coches de esta marca, un dato que a ... él le da igual porque le sirve para atacar a Ayuso -qué obsesión tan enfermiza- a través de su novio. En la España que sufren los ciudadanos -tanto los que votan a Sánchez como los que no lo hacen- no hay atascos de Lamborghinis sino autobuses y trenes de cercanías saturados. El motivo está más que detectado: las medidas de reducción de los precios del transporte público han provocado un espectacular incremento del número de usuarios. Que, por contra, no ha ido acompañado de un aumento de la flota de vehículos o de unidades de ferrocarril. En consecuencia, en las horas punta, subirse a un autobús de la EMT o acceder a un tren de la red de Cercanías se convierte en una aventura. Frustrante en muchos casos, porque es cada vez más frecuente que muchos viajeros se queden en las paradas ante el cartel de 'Complet' y lleguen tarde a clase o al trabajo. Así que cuando Sánchez lanza la provocación de «menos Lamborghinis y más autobuses», lo primero que habría que responder es: aplícate el cuento. Menos cupo catalán y más Cercanías, menos asesores de Presidencia y más Cercanías, menos viajes en Falcon y más Cercanías, menos... O menos líneas de AVE y más Cercanías. Porque esta es la modalidad que acumula un mayor número de usuarios, aunque desde el punto de vista propagandístico sea mucho más rentable inaugurar una línea de alta velocidad que mejorar la red que conecta una ciudad con su área metropolitana, bien sea con obras de infraestructura o con la adquisición de material móvil. El infame e inane discurso populista de Sánchez se rebate con facilidad y casi sin palabras. Apenas hace falta acudir a la Estación del Norte o a la de Atocha para darse cuenta del problema. Y si lo que trata es de desviar su responsabilidad hacia los gobiernos autonómicos, habrá que recordarle que las Cercanías ferroviarias dependen de su Gobierno y que él es presidente desde hace seis años, por lo que el comodín de la herencia recibida ya no vale. También habrá que refrescarle la memoria con algunas regiones, como la Valenciana, donde es su partido, el PSOE, el que estuvo gobernando entre 2015 y 2023, por lo que tampoco parece muy justo echarle las culpas al PP de lo que pueda estar ocurriendo, de las deficiencias en la movilidad de los ciudadanos. La cita de los Lamborghini queda muy bolivariana, revela la inquietante personalidad del inquilino de la Moncloa.
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