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EFE

«Nos conviene que haya tensión»

La 'celebración' de los 50 años de la muerte de Franco sigue la estela de la frase de Zapatero. La izquierda necesita la crispación para movilizar a sus votantes

Pablo Salazar

Valencia

Martes, 7 de enero 2025, 23:20

Entre el envenenado legado que dejó Zapatero, además de la desmemoria antihistórica, la vía libre al secesionismo catalán y el fracaso económico -por no hablar ... de su desplante a la bandera de los Estados Unidos siendo líder de la oposición-, destaca aquella frase que captaron los micrófonos cuando ya había terminado una entrevista con Iñaki Gabilondo en los meses previos a las elecciones de 2008, unos comicios que ganó mintiendo sobre el alcance de la crisis: «Nos conviene que haya tensión». No sabía que aún le estaban grabando y la soltó así, sin matices. ¿Qué busca el Gobierno sanchista con la estrambótica celebración de los 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco? Eso, que haya tensión. Lo normal, lo lógico y sensato, es conmemorar las victorias, los éxitos, sean políticos, militares, deportivos o culturales. Tiene todo el sentido celebrar por todo lo alto, en 2027, los 50 años de las primeras elecciones democráticas. O al año siguiente, el medio siglo de la Constitución. En 2029, el Valencia recordará la mejor temporada de su historia, 2004, (Liga y Copa de la UEFA), cuando fue oficiosamente declarado el mejor equipo de Europa, y del que se cumplirán las bodas de plata. Los aniversarios se reservan para edificios emblemáticos (Palacio de Congresos, Ciudad de las Artes y las Ciencias, Palau de la Música...) o para eventos que dejaron huella, como la Exposición de 1909 en Valencia, los Juegos Olímpicos del 92 en Barcelona, la Expo 92 en Sevilla. Pero... ¿la muerte de Franco? ¡Si murió en la cama de un hospital! No hubo una revolución triunfante, un levantamiento popular que acabara con la dictadura, un golpe de los militares, como en Portugal un año antes. Esta 'celebración' vendría a ser la constatación del fracaso del antifranquismo, incapaz de hacer mella en un régimen autoritario que se alargó casi cuatro décadas. ¿Qué se busca entonces con los actos preparados por el Gobierno? Que haya tensión. Que el PP se desmarque para así poder ser señalado como cómplice. Que Vox cometa alguno de sus habituales deslices. Que el Rey Felipe VI no acuda al primer acto convocado, con el fin de incrementar la distancia que separa al Ejecutivo del monarca. Que se hable de Franco y no de Cataluña ni de Begoña ni del hermano ni de Ábalos-Koldo-Aldama... Con la economía no basta (entre otras razones porque a ver cómo convences a los millones de jóvenes que no pueden emanciparse porque los precios de la vivienda lo impiden que España va «como un cohete»), por lo que no hay más remedio que recurrir una vez más al comodín Franco.

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