Si preguntas en una calle cualquiera por la avenida de Les Corts Valencianes. probablemente mucha gente no sabrá ubicarla. Pero si a esas mismas personas ... les hablas de la entrada de la pista de Ademuz, inmediatamente te sabrán orientar en esa dirección. El acceso de la autovía CV-35 estaba llamado a convertirse en uno de los grandes ejes urbanos de Valencia. La alcaldesa Rita Barberá quería que fuera nuestro paseo de la Castellana. Por eso insistió en llevar ahí el Palacio de Congresos que diseñó Norman Foster. Y por eso hizo toda la fuerza que pudo cuando Juan Soler llegó a la presidencia del Valencia CF para que construyera un nuevo estadio en el barrio de Benicalap y con vistas a la avenida. Anteriormente, con Paco Roig, transigió con una reforma del viejo Mestalla que parecía una cosa («el Empire State Building», anunció el mandatario valencianista, con una torre en cada esquina del campo) y acabó siendo otra. Lo cierto es que el Palacio de Congresos pasa completamente desapercibido a pesar de ser una de las mejores obras del gran arquitecto inglés. Que hubiera encontrado un acomodo mucho más apropiado en el paseo Marítimo. Una ubicación que habría reforzado el atractivo de la fachada litoral. En cuanto al nuevo estadio... ¡ay, el nuevo-ya viejo estadio! (les recuerdo que su construcción comenzó en 2007, se paralizó en 2009 y, supuestamente, se ha reiniciado ahora con el objetivo de terminar las obras en 2027 y tal vez, sólo tal vez, llegar al Mundial 2030). Al maldito Nou Mestalla, o al Nou Mestalla maldito, le ha crecido en una parte de su entorno una barrera de edificios de hasta 20 alturas que en algunos tramos estarán a apenas 7 metros de distancia de las gradas. Una forma de ¿proyectar? que me recuerda a la muralla formada por los inmuebles de catorce plantas de altura de la calle Bélgica -paralela a la avenida de Aragón- que dejaron un callejón de apenas tres metros con las fincas ya construidas. Herencia del urbanismo 'a la valenciana', que por decirlo sin demasiado ánimo de ofender no es nuestro mejor legado. A trompicones, con un Bofill por aquí, un Manolo Valdés por allá y un Norman Foster donde nadie lo ve, la avenida de Les Corts, o mejor dicho, el acceso a Valencia desde la pista de Ademuz, pasa los días sin llegar a ser el paseo de la Castellana con el que Rita Barberá soñó. Y ya veremos si el Nou/vell Mestalla acaba siendo como nos lo enseñan en las maquetas y figuraciones o un 'low cost' de todo a un euro, que me temo lo peor. Recuerden: la avenida del Oeste, la 'piel' del IVAM, la estación provisional del AVE... ¿sigo?
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