El papel de las universidades

Andan en pie de guerra las universidades públicas madrileñas contra el ejecutivo autonómico presidido por la popular (en todos los sentidos) Isabel Díaz Ayuso. En ... lo que algunos analistas ven como una maniobra política de unas instituciones académicas tradicionalmente controladas por la izquierda (hablo de las públicas, obviamente) mientras otros creen que se trata de una reivindicación sectorial y profesional tan justa como lógica. Porque lo que están reclamando los rectores es más fondos para los campus, mientras que lo que estaría haciendo la presidenta madrileña es justamente lo contrario, cerrarles el grifo. En teoría, y sin entrar en este conflicto, lo razonable es ponerse siempre del lado de las universidades, que es tanto como decir del conocimiento y de la cultura. Si no queremos que España acabe siendo por los siglos de los siglos lo que ya es -un inmenso balneario, un país de servicios, turístico- una de las vías para impulsar un nuevo modelo económico pasa por respaldar el trabajo de las universidades, por procurar no sólo el acceso del mayor número posible de estudiantes (aunque de esto hablaremos otro día) sino la labor investigadora de los profesores. Pero ha querido la casualidad que mientras leo la noticia de que Óscar López -el ministro de probada fidelidad sanchista (¿hay alguno que no lo sea?) que el líder socialista ha designado como secretario general del PSOE madrileño y alternativa a Ayuso- plantea una ley de universidades alternativa a la del Gobierno regional, me llega la noticia de uno de esos doctorados honoris causa que no dejan de sorprenderme. En este caso, el que la Universidad de Salamanca concedió a Rafa Nadal, el mejor deportista español de todos los tiempos, un tenista deslumbrante y un tipo -al parecer- espectacular dentro y fuera de las pistas. Pero... ¿honoris causa? ¿Cuáles son sus méritos académicos? Ese mismo día, me comentan una jornada organizada por la Universidad Miguel Hernández de Elche, en la que en un 'Observatorio de Maculinidades' se hablará, entre otras cuestiones, sobre 'La caja de herramientas para la exploración del archivo sodomita en la edad moderna', asunto sin duda de capital importancia e interés general que merece la atención de una universidad pública. Así que, en definitiva, creo que es tan lógica la defensa que los rectores hacen de su financiación como que los ciudadanos de a pie queramos saber en qué se gastan esos cuantiosos fondos públicos que reciben. Porque si es para la exploración del archivo sodomita en la edad moderna no sé yo si nos sale a cuenta.