De polaridad y polarización

Lo prometido es deuda. Polaridad no es lo mismo que polarización. Lo explica magistralmente Armando Zerolo, profesor de Filosofía Política y del Derecho en la ... Universidad CEU San Pablo de Madrid, en un delicioso libro de reciente aparición, 'Contra la tercera España'. La polaridad no es negativa, la polarización sí. Polaridad es debate, confrontación de ideas. Que al fin y al cabo, eso es la política en una democracia liberal como la española. La aceptación del contrario, el respeto a una postura diferente que puede ser sostenida y defendida en los espacios públicos y en los parlamentos. La polarización es otra cosa, es el señalamiento del otro, del rival, como enemigo. Es el intento de deslegitimarlo, de hacer ver que no reúne las credenciales democráticas para participar en el foro. Y eso es, desgraciadamente, lo que estamos viviendo ahora, la polarización. Zerolo escribe contra «la tercera España» porque, para empezar, no cree en el mito machadiano de las dos Españas. No hay dos Españas, asegura, sino sólo una que discute, se enfada y riñe como ocurre en cualquier pareja. Y es bueno, añade, que así sea, lo contrario, el silencio de los corderos, es propio de los sistemas autocráticos. La propuesta intelectual es interesante y merece la lectura de sus poco más de 200 páginas y la reflexión posterior. Porque lo que tenemos, lo que padecemos, es muy distinto a ese matrimonio que se quiere pero de vez en cuando tiene sus crisis. Lo nuestro, cinematográficamente hablando, sería aquella película de finales de los ochenta que protagonizaron Michael Douglas y Kathleen Turner, 'La guerra de los Rose', una lucha despiadada contra el otro, sin cuartel, sin descanso. Una batalla que empieza con el tristemente famoso 'Pacto del Tinell', el primer 'cordón sanitario' contra un partido democrático, el PP. Los firmante del mismo -el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA)- se comprometían a no llegar a ningún acuerdo con los populares. Como si fueran unos apestados. Eso es polarización. Que es lo mismo que practica a diario Pedro Sánchez, con ese desahogo que le caracteriza. Le echa en cara a Feijóo los resultados de Alemania (mira, la CDU no va a pactar con la extrema derecha sino con los socialdemócratas) cuando lo que ha ocurrido en España es que el partido que perdió las elecciones se arrojó en brazos de independentistas, herederos políticos de ETA, nacionalistas de derechas y comunistas para poder gobernar. Eso también es polarización.