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Siempre mejor el original que la copia. Si se trata de ser radical, de abrazar el marxismo más rancio y desfasado, para eso ya está ... Podemos. Que nació presentándose como otra cosa. Ya saben, no somos ni de derechas ni de izquierdas, esos conceptos están superados, somos transversales, lo que nos preocupa es la gente, no la ideología, bla, bla, bla... Pero que acabó siendo la nueva versión del Partido Comunista de España tras el fracasado intento de Izquierda Unida. Y que luego, en vista de los problemas del partido de Pablo Iglesias, parió una nueva criatura, Sumar, que lleva el mismo camino hacia el ecoparque de las anteriores. Pero, como digo, si de lo que se trata es de sacar del cajón los polvorientos manuales de la izquierda clásica, mejor Podemos que el PSOE. Podemos y no Sumar porque Sumar es un chiste. O un engendro. O un engendro de chiste. Que acabará -Yolanda Díaz incluida- integrándose en el PSOE, presentando listas conjuntas o retirando las candidaturas allí donde pueda molestar las expectativas electorales de los socialistas. Para montar campañas contra la iniciativa privada, para tratar de desprestigiar las universidades que no son públicas (como si todas las públicas fueran el reducto de la excelencia académica), para criticar y hasta insultar a los grandes empresarios, para proponer medidas sin pies ni cabeza, para salir en defensa de los okupas, para exigir la salida de España de la OTAN, ¡la salida de España de la OTAN, como hace casi cuarenta años!, para alinearse con las dictaduras comunistas, para asaltar las instituciones, para amedrentar y linchar en las redes a los periodistas y presentadores televisivos críticos con el Gobierno, para todo eso y mucho más, mejor Podemos, el original, que el PSOE, la copia falsa del populismo más ramplón. No les sale, les queda impostado y acaban metiendo la pata. Como María Jesús Montero con la sentencia de Dani Alves. ¡No saben, no saben!, gritaría la grada futbolera burlándose del rival que falla estrepitosamente. No, no saben porque lo suyo, hasta ahora, era la socialdemocracia a la europea, con mejor o peor resultado en la gestión. No este socialismo inquietante, controlador, intervencionista, tramposo, guerracivilista, nostálgico, decadente, faltón, mediocre, burdo y acomplejado, que se copia de sus ex socios en el consejo de ministros para arrebatarles espacio, votos y escaños, aunque sea con una forma de hacer política de charanga y pandereta,recordando al gran Machado, don Antonio, que el pobre sigue con su casa de Rocafort esperando mejores tiempos y un uso público que no llega.
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