

Secciones
Servicios
Destacamos
Hay vecinos, en Valencia y en otras ciudades españolas, quejosos de que el centro haya sido tomado por los establecimientos de restauración, pensando exclusivamente en ... los turistas. Restaurantes, bares, panaderías-cafeterías, pizzerías y hamburgueserías, locales de todo tipo y condición, franquicias la mayoría aunque no todos. Y es así, no hay más que darse una vuelta por el casco antiguo para comprobarlo. Pero hay otro fenómeno que no es exclusivo de un distrito sino que en mayor o menor medida afecta a todos. La multiplicación del número de terrazas. Hay zonas del Ensanche, de Benimaclet, de las calles Antonio Suárez-Chile-Eolo, de Blasco Ibáñez, de Ruzafa o de la plaza del Pintor Segrelles, por citar sólo algunos casos, que han sido poco a poco ocupadas por mesas y sillas. Y por pérgolas, marquesinas, sombrillas, vallas separadoras y calefactores. Pero si existen tantas es porque hay demanda, tienen éxito. Todos nos hemos convertido en habituales usuarios de estas extensiones de los bares y restaurantes. Especialmente en una ciudad como Valencia, con un invierno bastante llevadero. He atravesado algunas calles con aceras de dos metros y medio de anchura en las que la terraza de un local apenas deja espacio libre para que pase un cochecito de bebé o una silla de ruedas. He visto terrazas (el restaurante indio de Barcas esquina con la plaza del Ayuntamiento) que están en la trayectoria de colisión de los autobuses de la EMT que giran procedentes de la parada de Bello (los clásicos diríamos de Maraguat, uno de tantos inolvidables comercios desaparecidos). He conocido terrazas (en el paseo de la Alameda) en las que los camareros se juegan la vida no tanto por los coches que circulan por el único carril de la calzada como por las bicis y, sobre todo, por los patinetes que utilizan el carril bici que el dúo dinámico Ribó-Grezzi decidió construir pegado a las viviendas, cuando tenían todo la zona central para hacerlo. Y me he sorprendido al observar algunas terrazas junto a islas de contenedores, una compañía que no garantiza el mejor de los aromas cuando uno está tratando de saborear una paella valenciana o unas patatas bravas. Todo eso y mucho más sucede en Valencia, una terraciudad (no confundir con el santuario de Torreciudad, en la provincia de Huesca) como tantas otras. En realidad, como todas. Lo cual está muy bien desde el punto de vista del usuario. Sé que existe una ordenanza municipal que regula este tipo de instalación en suelo público pero falta una visión general. Hay que apoyar al sector de la hostelería pero evitando los excesos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.