Urgente Mazón logra un balón de oxígeno al pactar con Vox los presupuestos de la Generalitat de 2025

Año 1997. En la Comunidad Valenciana gobierna desde 1995 el PP de Eduardo Zaplana. Y en la televisión autonómica -entonces, Canal 9- triunfa entre la ... audiencia un programa, 'Tómbola', que alcanza su mayor nivel de popularidad con la entrevista fallida a Chabeli Iglesias. «Me da vergüenza tu programa. Esta gente son gentuza, de verdad», exclamó la hija de Julio Iglesias mientras abandonaba muy ofendida el plató. Fue el minuto de oro de aquel bodrio repugnante y degradante que presentaba Ximo Rovira. La izquierda, en la oposición tanto en Valencia como en España -donde desde 1996 gobernaba el PP de José María Aznar-, clamaba contra la producción televisiva. ¡Se están cargando la televisión pública, para eso no se creó Canal 9! Los personajes de la prensa rosa, de las revistas del corazón, habían saltado del papel a la pantalla. Los escándalos se sucedían en vivo y en directo y catapultaron a personajes tan inquietantes como Jesús Mariñas (a quien Dios tenga en su gloria), Lydia Lozano o Karmele Marchante. El producto se exportó a otras cadenas autonómicas, como TeleMadrid o Canal Sur. Los sindicatos de las empresas públicas, con Comisiones Obreras al frente, manifestaron su rechazo a lo que calificaron de «telebasura». Pocholo Martínez-Bordiu arrojaba un vaso de agua a Karmele, que había dicho que traficaba con drogas, la audiencia respondía y portavoces de partidos como Izquierda Unida criticaban así el contenido de 'Tómbola': «Son programas de chismes, cotilleos y estupideces que rebajan la dignidad humana. En ellos hay vileza y bajeza moral, se produce violencia verbal y física, se bebe alcohol y los invitados se emborrachan delante de las cámaras». No puedo estar más de acuerdo. Se pagaban cifras astronómicas a invitados y tertulianos por un show indecente. Y en efecto, en una televisión pública financiada con los impuestos de los ciudadanos.

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Año 2025. En España gobierna el PSOE de Pedro Sánchez con la colaboración necesaria de comunistas, independentistas de izquierdas, herederos políticos de ETA, independentistas de derechas y nacionalistas también de derechas. La televisión pública, TVE, mantenida igualmente con el dinero de los tributos, va a incorporar a su programa de la tarde a grandes estrellas como Belén Esteban y María Patiño... Además, acaba de emitir un documental -'7291' se titula- sobre las muertes por Covid en las residencias de ancianos en la Comunidad de Madrid, el ariete que emplea el Gobierno para tratar de desgastar a Isabel Díaz Ayuso. Por si no es suficiente con eso, la musa del periodismo progre -dícese de Silvia Intxaurrondo- invita siempre que puede al ministro y secretario general del PSOE madrileño, Óscar López, futuro oponente en las elecciones autonómicas. Por las noches reina Broncano, ¡plin, caja, son 14 millones de euros al año! Reina, quiero decir, en la cadena pública, no en unas audiencias que sigue liderando uno de los enemigos públicos número 1 (tiene unos cuantos) de Sánchez, el valenciano Pablo Motos. Por si con la dosis bronquiana no es suficiente, los martes llega Marc Giró para aportar más doctrina. Incluso acerca del referéndum sobre la lengua en los colegios de la Comunidad Valenciana, que le parece una aberración. Y si te pasas a La 2, los miércoles te encontrarás a la ex Cadena SER Gemma Nierga, con su '59 segundos', al que invita, entre otros, a Pablo Iglesias o a Mercedes Milá para que insulte un rato a José María Aznar. Como todo este lote puede no ser suficiente y a lo mejor queda algún fascista con ganas de votar al PP o a Vox, desde RTVE preparan el regreso de Jesús Cintora con una programa destinado -agárrense que vienen curvas- a combatir las 'fake news' y la desinformación. Y que será conducido por un comisario político que no duda en denunciar todo lo que huele a conservadurismo, liberalismo, capitalismo, Iglesia... En definitiva, un panorama televisivo muy plural, a la vista está, nada ideologizado, qué va, alejado de cualquier sectarismo, faltaría más. Pero lo mejor de todo es que los clérigos de la moral que a finales de los noventa cargaban contra Canal 9 por aquella porquería llamada 'Tómbola' hoy callan ante el desembarco de 'famosos' de dudosa reputación. Con lo cual nos vuelven a demostrar que no es el qué sino el quién. No importan las causas sino quién las abandera, a quién perjudican o benefician. Con lo sencillo que es ser un poquito coherente, y mínimamente honesto, y concluir que ni me gustaba aquel programita rosa ni me gusta la TeleSánchez de ahora.

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