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EFE
Belvedere

La universidad, ¿negocio o cortijo?

El PSOE denuncia los excesos de algunas privadas pero ¿qué decir del insoportable dominio ideológico que ejerce la izquierda y el nacionalismo en los campus?

Pablo Salazar

Valencia

Jueves, 3 de abril 2025, 00:08

El asunto tiene el suficiente calado, repercusiones y reacciones políticas que merece que le dediquemos nuestra atención por segundo día consecutivo. Hablo del debate sobre ... la universidad, por supuesto. Andaba la ministra del ramo y secretaria general del PSPV, Diana Morant, fuera del foco de un asunto que, supuestamente, le es propio, arrinconada por su jefe y por la portavoz y titular de Educación, Pilar Alegría, así que se fue a la sede de un medio amigo para hacerse un publirreportaje y dejar declaraciones inolvidables: «La universidad se la están cargando los que piensan que es un negocio». Por su parte, en una jornada organizada por El Español la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, señalada por el Gobierno, el PSOE y sus terminales mediáticas como una de las responsables de hinchar la burbuja universitaria, replicó a la ofensiva oficial: «En Madrid no enfrentamos a ricos con pobres ni generamos bandos ideológicos». ¿Es cierto, como dice Morant, que hay empresas que han hecho de los estudios superiores un negocio por el que regalan títulos sin un mínimo de exigencia? Sí, es cierto. Tan cierto como que hacer de su campaña contra las privadas un debate ideológico de ricos y pobres es populismo muy barato. Lo que no dice la ministra es que lo que más molesta a la izquierda gobernante y dominadora del relato político es que hayan ido surgiendo campus, profesores y asociaciones de estudiantes que escapan a su control y vienen a acabar con la dictadura progre en las aulas. Desde hace muchos años -desde los tiempos del tardofranquismo- la izquierda centró su objetivo en el desembarco en los departamentos de las facultades y escuelas universitarias. Ocurre aquí como en la televisión y las series -asunto del que, D. m. (me encanta emplear esta fórmula en desuso y que los millennials a buen seguro desconocen), me ocuparé mañana-, que hay un monocultivo que no responde a la división ideológica que reflejan las encuestas. Escribía el lunes Iván Redondo en La Vanguardia que existe un empate entre los bloques (derecha y derecha radical, por un lado, e izquierda más izquierda radical y nacionalistas/separatistas por el otro). Las últimas convocatorias electorales han venido a ratificar este reparto de la tarta de votantes. Pero en los campus son mayoría abrumadora los docentes 'progresistas' o las organizaciones radicales que organizan escraches contra dirigentes de Vox, del PP o de cualquier tendencia que no sea la suya. Con este cortijo están acabando las universidades privadas y ahí es donde hay que ir a buscar el motivo de la campaña.

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