Balance de un año incompleto

También toca hacer balance de la Capitalidad Verde Europea. Casi nadie se acuerda ya pero hasta el 29 de octubre hablábamos todas las semanas de la candidatura ante la Unesco para que el parque de la Albufera sea declarado Reserva de la Biosfera. La iniciativa sigue en marcha y se logrará con toda probabilidad pero la relevancia de ese título ha perdido fuelle tras la avalancha de fango que cubrió el humedal destrozando todo a su paso. Ahora lo que importa es reconstruir caminos, acequias y limpiar los arrozales y motas, en lo que el gobierno municipal ha destinado 8,5 millones, algo que debe colocarse en la parte positiva del balance sin duda.

En esto de la capitalidad he intentado tener la mente abierta y entender que una placa solar, una actuación en la red de agua potable o un evento tienen importancia medioambiental para la ciudad, pero he echado en falta que alguien del Ayuntamiento, en concreto desde la concejalía de Parques y Jardines, dijera algo así como «estos son los veinte parques que hemos hecho en honor al título de la capitalidad y estas son las placas que lo recuerdan» o que ocurriera algo parecido con un millar de nuevos árboles o la construcción de medio centenar de juegos infantiles en todos los barrios.

El pasado octubre, antes del infausto día, desde el Ayuntamiento decían que habían invertido 67 millones de euros en 240 acciones relacionadas con la capitalidad. Seguro que la semana próxima habrá un balance más detallado donde se concrete todo lo realizado. Espero poder felicitarlos.

¿Cómo será 2025? Uno de los apartados que más gusta leer son las ordenanzas y reglamentos pendientes. La semana pasada se conoció el anteproyecto de la normativa de zonas de bajas emisiones, con la única novedad de que habrá un año de prórroga para los vehículos de las pedanías afectadas por la dana. Es de justicia.

Eso sí, el resto es tan laxo que lo de ser ciudad climáticamente neutra en 2030 lo veo imposible. También reconozco que los requisitos de la Unión Europea son demasiado duros y que todo el mundo no se puede comprar un coche eléctrico.

Y el resto de ordenanzas pendientes podrían encuadrarse entre las que se arrastran desde hace lustros, como la de convivencia y civismo, a las que necesitan una respuesta rápida, léase la de viviendas turísticas. Aún así, me llaman la atención todo el bloque de las urbanísticas como los planes para Ciudad Fallera, el entorno de San Miguel de los Reyes o Nazaret para permitir el desarrollo de la ciudad.