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¿Qué es un megacrucero? La primera definición que me encuentro habla de buques que desplazan más de cien mil toneladas y superan los 300 ... metros de eslora. La segunda, que tienen una capacidad para 5.000 personas. No está claro por lo tanto la línea roja, pero en ese ámbito se mueve la prohibición que promoverá el Ayuntamiento desde 2026, según dijo la alcaldesa Catalá en el foro de Somos más organizado el pasado viernes por LAS PROVINCIAS.
¿Son muchos los cruceros de este tipo que hacen escala en Valencia? Según las previsiones del Puerto de Valencia, habrá 83 escalas de buques de más de 300 metros de eslora este año. A modo de curiosidad, el de mayor capacidad es el 'Oasis of the seas', que puede cargar hasta 6.360 pasajeros. Esta temporada pasará dos veces por la ciudad de Valencia, la próxima el 26 de octubre.
La prohibición busca reducir la presión de estos turistas en la ciudad, al entender que son los que menos ingresos dejan y más problemas causan por las aglomeraciones. Este año conocerán así la ciudad un total de 821.692 personas, en lo que entiendo supone un récord, mientras que en 2025 se llegará a 896.172 cruceristas. La cifra sale de suma la capacidad total de los barcos, con lo que seguro que serán algunos menos los embarcados. Aún así es mucha gente para una ciudad que el pasado año contabilizó 2,32 millones de visitantes.
¿Dejan dinero esos turistas en Valencia? El único estudio que conozco es el realizado por la asociación de Comerciantes del Centro Histórico y el Ensanche en 2013, en el que hablaban de una franja que va de dos a doce euros al día por persona. Es así, no se trata de una errata.
Un trozo de pizza, una botella de agua, una horchata repleta de pajitas, imanes de nevera,... Poco gastan aquellos que tienen tiendas en estos megacruceros o viajan con todos los gastos pagados, por no hablar de las navieras que prohíben el acceso al barco de algunos artículos de regalo.
Todo no es tan negativo. Hay tiendas de souvenirs que adaptan sus horarios a la llegada de estos barcos porque son su principal fuente de ingresos pero cierto es que los grandes grupos provocan colas y visitas incómodas por las aglomeraciones en los principales monumentos, como la Lonja, la Catedral o el Mercado Central, donde los vendedores tuvieron que firmar con los guías turísticos un decálogo de buenas prácticas de los visitantes, sin más obligación que la buena voluntad de estos.
Los comerciantes con los que he hablado piden que el lema «calidad antes de cantidad» sea lo que decida la estrategia política. En eso está la Fundación Visit València, además de la promoción de lugares alternativos que reduzcan la presión sobre la oferta turística más conocida. Para eso, la promoción de la artesanía local es clave.
Otro de los asuntos con los que la alcaldesa Catalá busca reducir la presión turística es la moratoria de licencias de apartamentos, al menos durante un año, en aquellos casos donde compartan edificios con los vecinos. Responde así al descontrol de los últimos años y completa unas inspecciones que suponen ya 160 órdenes de cierre este mandato.
En esto, la solución pasa por estudiar barrio a barrio la presión actual. Todos conocemos plantas bajas que han estado durante décadas amontonando polvo vacías sin alquilar y no pasa nada porque se conviertan en apartamentos. Mejor personas que cucarachas. Pero tampoco se puede romper el mercado inmobiliario haciendo que suba el precio de los pisos hasta niveles insoportables. Como todo en la vida, la virtud está en la moderación.
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