La Capitalidad necesita más verde

Virginijus Sinkevicius, comisario Europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, dijo en uno de los actos celebrados hasta ahora que durante «muchas décadas, la ciudad ha sido impulsada por un audaz movimiento cívico que sostiene un cambio genuino. Las personas son el activo de Valencia».

Décadas es la palabra que me atrapa de ese elogio. Por eso me duele que de uno de los mejores jardines de Europa, el más singular sin duda, ahora sólo se hable de la construcción de estanques debajo de los puentes para evitar asentamientos. Una mala idea que no soluciona nada como ya se demostró cuando en la etapa de Rita Barberá, el Ayuntamiento construyó una gran lámina de agua bajo un puente junto a Nuevo Centro precisamente para el mismo propósito. Los amagos de chabolas se fueron a otros lugares, lo que demuestra ahora que un error es susceptible de ser cometido de nuevo.

Los indigentes necesitan de otras soluciones y para ello habría que escuchar más a las ONG donde trabajan personas admirables y con una sensibilidad especial. Yo empezaría con las de Cáritas y Casa Caridad, por ejemplo.

Un lugar como el jardín del Turia, con sus nueve kilómetros de longitud y 136 hectáreas a falta del parque de Desembocadura, necesita de más consensos entre los grupos municipales y ser menos escenarios de combates políticos. Ya sé que la unanimidad en los plenos es una utopía pero sería lo deseable.

Es la única manera de que nada se pare y el dinero público acabe bien invertido. Ahora se habla por ejemplo de la reforma de los tramos X y XI, los llamados de Bofill por el arquitecto que los diseñó, además del que corresponde al parque de Cabecera. En ambos casos, las mociones impulsoras de los proyectos se remontan a 2022, cuando gobernaban Compromís y PSPV. No pasa nada que lo reconozca el gobierno municipal actual porque a nadie se le ocurre pensar que las inversiones públicas caen de los árboles sin estudios, anteproyectos y licitaciones anteriores.

Si todo va bien, esas obras estarán adjudicadas con la Capitalidad Verde todavía en marcha y serán ejecutadas este mandato. El resto del jardín del Turia no correrá la misma suerte este ejercicio con la posible excepción de la primera fase del parque de Desembocadura. Un consenso político para ese proyecto sería un gran triunfo de la ciudad, al igual que sobre otros jardines. El desbloqueo del PAI del Grao ha provocado ya las primeras acusaciones de que desaparecerá el previsto delta verde, algo que yo no veo cierto al ver los primeros esbozos de la concejalía de Urbanismo.

Es más, el modelo de un extenso y ancho jardín rodeando el viejo cauce chirría con el perfil de ciudad que hay aguas arriba, donde los edificios de viviendas se asoman literalmente a la zona verde, lo que la hace bastante más segura. Sea como sea, que con la Capitalidad Verde no ocurra lo mismo que con la del Diseño, donde la sensación que quedó es que se podía haber hecho algo más. En este caso, mejorar los jardines, la Albufera y el reciclaje de residuos son los deberes pendientes con claridad. A punto de llegar al primer tercio de la Capitalidad es hora de ver lo hecho y medir las fuerzas para lo que queda. Yo sólo pido una cosa: que en diciembre haya más verde en Valencia.