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Las cuentas de la alcaldesa Catalá

Las inversiones mejoran respecto a la etapa de Ribó a falta de cinco meses para cerrar el año, aunque se echa en falta empuje de ideas frescas y proyectos para 2025

Paco Moreno

Valencia

Lunes, 12 de agosto 2024, 00:03

Es un ejercicio duro ponerse a repasar en agosto cuentas, cuando lo sencillo es hablar del vandalismo en los monumentos y edificios protegidos (el colegio ... mayor Lluís Vives ya tiene pintadas), lo absurdo de construir un estanque debajo del puente del Ángel Custodio para que no acampen indigentes (unas obras que no avanzan, por cierto), o el incivismo que campa a sus anchas por las playas protegidas de la Albufera, como denuncia con sus vídeos la asociación de vecinos la Dehesa de El Saler, con montones de basura junto al carril ciclista.

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Pero las cuentas del presupuesto municipal, las cuentas de la alcaldesa Catalá, es lo que marcará a finales de año cómo le ha ido a las concejalías de PP y Vox, si han cumplido con su programa electoral y con los compromisos firmados a finales de 2023. En síntesis, podría decirse que la cifra de inversiones realizadas en el capítulo 6 está mejor que nunca pero sufre el lastre del capítulo 7, en especial la EMT y Aumsa, que tienen todavía mucho camino por recorrer.

Este año, las inversiones acometidas por el propio Ayuntamiento se fijaron en 256 millones de euros y las concejalías ya han firmado el pago de facturas por valor de 52,3 millones. Esos son los dos números esenciales, que bajan porcentualmente cuando se trata de la EMT, Aumsa y la aportación municipal a las obras del canal de acceso, que hace Adif. En total, de 80,7 millones se han gastado sólo 3,3 millones.

De la intervención entre los barrios de Parque Central y Malilla, este año ya se bajó la aportación municipal a 13,5 millones debido a su retraso y de momento no se ha realizado la transferencia. Cuando llegue ese momento, mejorará y mucho los números del gobierno de Catalá. La parte más preocupante es la que afecta a las empresas municipales. Quedan cinco meses para enmendarlo.

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Después queda el análisis más fino, si se quiere denominar así, acerca del presupuesto autorizado, el dispuesto o incluso las facturas que ya se han pagado. Yo me quedo con las dos referencias que ha habido en el Ayuntamiento desde que tengo memoria de revisar estas ensaladas de cifras, es decir, el dinero que tienen las concejalías y las obligaciones reconocidas que consiguen tramitar.

En comparación con lo ocurrido en 2023, año de transición por el cambio de gobierno, los siete primeros meses del ejercicio han sido ahora mejoras, al pasar del 17,3% al 20,4%. También aumenta en unos siete millones la cifra total gastada. Si echamos la vista atrás del último año completo de Compromís y PSPV, entonces a julio finalizado fue un peor resultado también, con un 13,5% de ejecución por valor de 38,1 millones de euros.

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Los dos gobiernos se formaron con más de un partido, por lo que la dificultad es la misma a la hora de conjugar una acción positiva mientras se ponen zancadillas con disimulo. La última etapa de Compromís y PSPV fue especialmente perjudicial para los vecinos en este caso, sobre todo entre Movilidad y Urbanismo.

¿Quiere decir que ahora es todo un camino de rosas? No. El presupuesto vive de proyectos heredados y obligaciones contraídas con los fondos europeos. La gestión es mejor, eso sí, pero se echa en falta un mayor «meneo» de estudios, el primer paso que dan las concejalías antes de tramitar proyectos y, finalmente, obras. Una revisión de los contratos menores, las pocas veces que está en servicio, constata lo que algunos podrían llamar falta de empuje. ¿Dónde están los grandes proyectos como la reforma de la plaza del Ayuntamiento o el millar de viviendas previstas en el plan del Cabanyal?

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