Deberes para septiembre

Recién llegado de una escapada a Madrid, constato que el servicio de taxis debe mejorar, aunque este apunte es una cuestión personal que no merece ser relevante. Eso sí, no me extraña el incremento de los Cabify los últimos años.

Ya de paso, me acuerdo de que el ministro Puente, el de los tuits, anunció en marzo un nuevo proyecto para la estación Central, el sexto. Perdida la ilusión, confío en que las futuras generaciones puedan conocer una estación intermodal como toca, sin tener que recurrir a líneas de la EMT desperdigadas en los aledaños y que realmente no dan un buen servicio.

El pacto al que ha llegado la alcaldesa Catalá con el citado para prolongar a medias el túnel de Serrería no augura nada bueno. De momento nos conformamos con ver las máquinas en acción entre Malilla y Parque Central-Iturbi para la construcción del canal de acceso, algo que debía estar hecho hace ya... ni me acuerdo.

Estación Central, túnel pasante, prolongación de Serrería, viejos deberes que aparecen en libretas amarillentas. Aunque los calores de agosto han puesto de nuevo la vista en El Saler, como es obvio. A partir del otoño ya nadie se acordará de la Devesa salvo los vecinos que viven en el parque. Privilegiados residentes, eso sí, aunque tributan como si estuvieran en el Ensanche, me consta.

El gobierno municipal ha decidido cargar las tintas estos meses en la regeneración de las playas con arrecifes y en el mantenimiento del viejo Sidi Saler, condenado a la piqueta según el planeamiento urbanístico actual. Dos asuntos en los que la última palabra correponde al Ministerio de Transición Ecológica, con lo que lo más probable es que rechace ambos si llegan por escrito.

En cambio, en el parque natural hay multitud de mejoras donde se puede huir del barro político. ¿Por qué no centrarse en la regeneración del antiguo polideportivo de El Saler? En 2017 se inició lo que debería ser la eliminación de los restos de infraestructuras pero siete años después, aquello dista mucho de ser una zona protegida y adecuada. ¿Y qué pasa con los terrenos del camping municipal? El proyecto para la recuperación de dos malladas, algo más de 30.000 euros, no se vayan a creer, se queda de momento en un buen inicio.

Septiembre debe servir también para una reflexión sobre el modelo turístico, es decir, lo que debe regir en Valencia cuando acabe la moratoria de un año para los apartamentos turísticos. No sólo en la cantidad, sino también en la calidad y buenos usos. Algo tan sencillo como ropa colgada en la reja de un bajo o un tendedero en una acera invalida todo lo que haga el propietario en la vivienda.

Llegarán las cifras del verano y seguro que sólo se destacarán los récords de viajeros y pernoctaciones, lo que oscurecerá la subida del precio de los alquileres en los barrios más turísticos. Defiendo este sector como el que más pero hace tiempo que está desbocado.

Lo que está pasando en Barcelona con la Copa América de vela, rodeada de protestas vecinales y pancartas en los balcones de la Barceloneta contra el evento náutico, es el final de un camino que ya se ha iniciado en Valencia, por lo que hay que cortarlo de raíz. Un vistazo a la principal plataforma inmobiliaria me aleja del optimismo: por un estudio de 15 metros cuadrados en el Botánico piden 700 euros al mes. Parece imposible pero así está Valencia.