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Es evidente que en los últimos cinco años los sueldos no han subido un 80%, al contrario de lo que ha ocurrido con los pisos ... nuevos en Valencia. La cifra es aterradora y si se combina con la reducción de la oferta de un 83% por la falta de suelo y el incremento en los alquileres un 78% el mismo periodo, entonces apaga y vámonos.
Resulta obvio que el problema de la vivienda es el elefante en la habitación en este momento en el cap i casal, después de ocho años de gobierno de Compromís y PSPV donde las soluciones eran más que tímidas porque había cierto complejo de que les relacionaran con el sector del «ladrillo». Así se vio en las continuas dudas y debates internos sobre el Plan del Cabanyal, por no hablar del enfrentamiento directo en el PAI de Benimaclet, terrenos que siguen llenos de cañas y basura mientras los jóvenes se desesperan por la falta de vivienda en la ciudad. Y luego están los casos de mala suerte como los problemas por abandono de las obras que permitirán la construcción de cientos de viviendas en los antiguos cuarteles de la calle San Vicente Mártir.
El cambio de gobierno con la subida al poder de PP y Vox abrió una expectativa de que alguien se diera cuenta de la presencia del elefante. La alcaldesa Catalá asegura cada vez que le preguntan que este mandato promoverá un millar de viviendas directamente desde el Ayuntamiento, cifra que a la vista de los datos del Observatorio de la Vivienda de la UPV es insuficiente, mientras que las pocas bolsas de terreno disponibles siguen en barbecho, léase Benimaclet, el Grao o Benimàmet.
Los dos últimos movimientos del gobierno municipal en materia de vivienda fueron el anuncio de una finca de diez pisos para alquiler y la firma de un convenio para que una empresa pueda levantar viviendas de renta libre en Ruzafa. Como se suele decir, poca chicha para las necesidades de Valencia.
Es cierto que todo lo relacionado con el urbanismo va a una velocidad lenta y salta de un mandato a otro por la burocracia imperante, aunque confieso que al leer el anuncio de la próxima revisión del Plan General de Valencia entre otras razones para facilitar el «coliving, el cohousing o el flexliving», les aseguro que no es broma, lo primero que pensé fue en los hoteles japoneses donde los huéspedes duermen en unas cápsulas más propias de un cementerio. ¿Será que los jóvenes deberán vivir así a partir de ahora en las ciudades?
Luego al investigar un poco me di cuenta que no. El 'coliving' es vivir en una habitación y compartir estancias con otros vecinos como la cocina o un gimnasio. El 'cohousing' son «hogares independientes y zonas compartidas como la cocina, el comedor o las zonas verdes», mientras que el flexliving es un alquiler flexible con servicios comunitarios como la limpieza o el mantenimiento. Para que me entiendan, una residencia universitaria de toda la vida pero para otros vecinos.
Confío en que esta modernización del Plan General, que también modifica lo relacionado con los comercios o las piscinas en los áticos, permita avanzar en lo que de verdad falta en Valencia, una oferta adecuada de viviendas más allá de todas estas novedades que a mí me suenan, les digo de verdad, como parches del mercado inmobiliario ante lo que el Observatorio de la Vivienda califica de «emergencia extrema» para todos los ciudadanos. Pero bueno, debo ser que me he quedado un poco anticuado y mi percepción de lo que debe ser un hogar ya no se lleva. Intentaré a partir de ahora que cuando escriba la palabra vivienda, quiera decir en realidad habitación.
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