Me gusta la transgresión

Para gustos colores, que se suele decir, con lo que respeto ante todo por el barroquismo de algunos artistas o los que quieren seguir los cánones clásicos, sean cuales sean, en asuntos como las fallas, la indumentaria o, si me apuran, la pirotecnia.

No es mi camino, con lo que cada año hago una ruta nocturna de fallas que quiero ver con detalle y sin los agobios del gentío matutino. En ocasiones paso por lugares que no tienen ni vigilante por lo modesto del presupuesto. El barrio del Botánico, los aledaños de Guillem de Castro, es zona habitual para cazar estas bellezas inesperadas, mezcla de arte atrevido, crítica social y elaboración alternativa.

Pero ese camino alternativo y saludable existe también en otros espacios de la fiesta. Y uno que me llama mucho la atención por lo atrevido es la idea que han tenido un grupo de artistas urbanos para ilustrar un traje de valenciana, nunca mejor dicho, como si fuera un mural de grafitis, colorido y alegre. El proyecto se llama #projectfallxs el «Entretejido Urbano» y ha supuesto la elaboración de un conjunto que lucirá Cristina Luján, fallera mayor de la falla Vivons-Romeu de Corbera, en el barrio de Ruzafa, según informan sus creadores.

Las Fallas son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y deben seguir por lo tanto unas líneas establecidas en la distinción de la Unesco, pero en la esencia misma de la fiesta está el deseo de innovación, de buscar un poco más allá. Una falla vanguardista tiene el mismo valor que otra donde se sigan las pautas de remate, contrarremate, bajos, sátira, guión, etc. Por no hablar de una mascletà que sorprenda por su ritmo y estructura novedosa. ¿A quién no le gusta una sorpresa agradable?