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Es difícil marcar cuando empieza y acaba la temporada turística porque cada vez se reparte más a lo largo del año, aunque se puede decir ... que el 1 de septiembre señala una vuelta a la «realidad» para muchas familias. Será el día que el Ayuntamiento deba subrayar en el calendario para decidir qué mejorar en las playas de Valencia en 2024.
Es una opinión común que el paseo marítimo del Cabanyal y la Malvarrosa se ha quedado viejo, que no es lo mismo que antiguo. El pavimento, la jardinería, el mismo concepto de dividir la arena de la zona peatonal con un murete, etc. Los expertos alaban el diseño de los arquitectos Colomina y Piñón de 1989, aunque añaden que ya toca darle una vuelta.
Hasta que se pongan de acuerdo en la reforma, urge dar un repaso a los servicios que necesitan miles de personas a diario durante buena parte del año. Los hosteleros del paseo marítimo tienen una lista hecha desde hace años que no cambia para su desgracia.
Empieza por una demanda de mayor limpieza, seguida de un repaso a la jardinería y el control diario de los gorrillas, para evitar que se asienten en toda la calzada. Que el bus turístic llegue hasta el final, junto a la playa de la Patacona, es otra de las peticiones, aunque donde ponen una vela rogatoria es junto al expediente que debe dar la licencia para los nuevos locales, retrasados por mil causas ajenas a ellos.
Antes de ponerse a la faena en su establecimiento, el presidente de la asociación, José Miralles, confió ayer en que 2024 sea el año en que puedan ponerse con las obras. Dice que hay buena sintonía con el Ayuntamiento para resolver todos los problemas pendientes, aunque en este asunto yo prefiero ser como Santo Tomás y comprobarlo por mi mismo cuando vea el derribo de los llamados chiringuitos.
Hay más asuntos urgentes como la ampliación del servicio de socorrismo, los baños públicos, el transporte de Metrovalencia y EMT que llega a las playas. No hablo sólo del litoral norte de Valencia, sino también de Pinedo y El Saler. Eso sí, en estos casos con prudencia porque no conviene cargar de público las playas de la Albufera.
Sería un error ofrecer en el parque natural los mismos servicios que en el Cabanyal y la Malvarrosa por razones obvias de conservación del medio ambiente. La prioridad en este caso debe ser la regeneración de sus playas con aporte de arena, escolleras en las golas y la recuperación de las dunas con plantas mediterráneas. Ese puede ser el auténtico éxito de este mandato para Valencia, más allá incluso del dragado del fondo de la Albufera.
Cuando se pongan a la faena con la reforma del paseo marítimo (el de Pinedo, por cierto, también está más que degradado), hay dos aspectos prioritarios como son las conexiones con la playa de la Patacona y la Marina. En ambos casos hay ahora auténticas barreras que carecen de sentido.
La conurbación, ese fenómeno temido en los límites de los municipios, se plasma junto a Alboraya con todo su perjuicio. La estación de bombeo rompe todos los itinerarios, amén de una calle que serpentea hasta encontrar la parte trasera de los edificios de la Patacona situados en primera línea.
Pero es que en la Marina ocurre igual, agravado por una verja que recorre parte del perímetro de la dársena interior también sin ningún sentido. Los hosteleros y hoteleros del paseo de Neptuno han pedido por tierra, mar y aire que mejoren las conexiones peatonales. Tan difícil no será, digo yo, para facilitar los itinerarios a los viandantes y clientes de los establecimiento, pero no se ha movido nada en años.
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